viernes, 4 de octubre de 2019

FERNANDO DELGADO, LA MAR DESNUDA

Editorial
Supongo que Fernando Delgado es muy conocido por su trabajo como periodista (locutor, presentador de informativos, redactor) o como novelista. Pero lo cierto es que también escribe poesía y, según puedo comprobar en la solapa de este ejemplar, ya va por su octavo título. Los anteriores son estos: Urgente palabra (premio Julio Tovar 1967) Mísero templo (premio Antonio de Viana 1969)Proceso de adivinaciones (Hiperión, 1981)Autobiografía del hijo (Pre-Textos, 1995)Presencias de ceniza (Centro de Cultura Popular Canaria, 2000)El pájaro escondido en un museo (Pre-Textos, 2010) Donde estuve (Vandalia, 2014).

La mar desnuda es un poemario nacido del encargo de Ernesto Halffter, quien le invitó a redactar un texto para una ópera. La ópera iba a tener por personaje central al mencey guanche Tanausú. Delgado admitió la invitación, pero el proyecto no llegó nunca a buen puerto, pues el fallecimiento del músico se cruzó por el camino. Así pues, el poemario tiene un carácter épico y narrativo en la parte que iba destinada a ser el texto de la ópera. No así el primer bloque de poemas, que sirve de introducción y da expresión a la poesía más reflexiva del autor.

De esta primera parte extraigo estos dos poemas:

UNA BARCA PERDIDA

Viajar hacia la muerte
carece de sentido.
O tal vez, no.
La muerte es una barca
que termina perdida
no se sabe en qué mar.
Al menos que el infierno
sea un fondo marino
y el cielo un arbolado,
un monte en el que el fuego
pide agua y nos lleva
a un río en el que Dios
nos reciba nadando.



BESO FUGAZ

Has vuelto al río al cabo de los años
y has limpiado tus labios después de tantos besos
que el falso amor propicia.
Todos los besos fueron sin duda necesarios,
pero no hay nada más fugaz que un beso.
La fugacidad, no obstante, jamás implica olvido.
Con frecuencia
se obstina en ser deseo inacabable.

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