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martes, 22 de abril de 2025

UN POEMA IMPRESIONISTA DE SALVADOR DÍAZ MIRÓN

Seguramente a más de una persona le sorprenda el calificativo impresionista aplicado a la literatura, pues, como es sabido, el impresionismo fue un movimiento artístico, fundamentalmente pictórico. Pero lo cierto es que los rasgos impresionistas se pueden distinguir en buena parte de la literatura de finales del siglo XIX y que incluso Amado Alonso mencionaba en su Ensayo sobre la novela histórica (1942, reeditado en 1984 por Gredos) que podía afirmarse que hubieran sido escritores quienes mostraron a pintores la esencia de la técnica. 

Resumiendo mucho, lo que la literatura realiza con el texto es, en primer lugar, ofrecernos las impresiones que objetos o situaciones provocan en nosotros, no la descripción realista; depués, señalarnos las reacciones que dichos objetos o situaciones pueden provocar en nuestra recepción; finalmente, mostrarnos los efectos que ocasionan en nuestros sentidos, es decir, la impresión que dejan.

Así, en este "Idilio", lo importante, lo que tiene mayor peso, es la impresión que produce el paisaje, la luz, el momento cambiante del día, los colores de la naturaleza, el paso del tiempo desde el amanecer hasta el mediodía, todos esos matices que se van acumulando y que despiertan la sensualidad y el erotismo de la adolescente pastora hasta llegar al clímax en la penúltima estrofa: La zagala se turba y empina.../Y alocada en la fiebre del cebo/lanza un grito de gusto y de anhelo.../¡Un cambujo patán se avecina! y no es necesario que el poeta nos diga cuál es el final del pasaje, cualquiera puede imaginarlo, porque lo verdaderamente interesante es la bien construida gradación de sensaciones que nos llevan hasta el encuentro final.

[Dejo enlazadas las palabras que pueden hoy resultar poco frecuentes o desconocidas, así como las propias de México]



IDILIO



A tres leguas de un puerto bullente
que a desbordes y grescas anima
y al que un tiempo la gloria y el clima
adornan de palmas la frente,
hay un agrio breñal y en la cima
de un alcor un casucho acubado
que de lejos diviso a menudo,
y rindiéndose apoya un costado
en el tronco de un mango copudo.

Distante, la choza resulta montera
con borla y al sesgo sobre una mollera.

El sitio es ingrato por fétido y hosco.
El cardón, el nopal y la ortiga
prosperan y el aire trasciende a boñiga,
a marisco y a cieno, y el mosco
pulula y hostiga.

La flora es enérgica para
que indemne y pujante soporte
la furia del soplo del norte,
que de octubre a febrero no es rara,
y la pródiga lumbre febea
que de marzo a septiembre caldea.

El oriente se inflama y colora
como un ópalo inmenso en un lampo,
y difunde sus tintes de aurora
por piélago y campo.
Y en la magia que irisa y corusca
una perla de plata se ofusca.

Un prestigio rebelde a la letra,
un misterio inviolable al idioma,
un encanto circula y penetra
y en el alma es edénico aroma.
Con el juego cromático gira
en los pocos instantes que dura;
y hasta el pecho infernado respira
un olor de inocencia y ventura.
¡Al través de la trágica historia
un efluvio de antigua bonanza
viene al hombre como una memoria
y acaso como una esperanza!

El ponto es de azogue y apenas palpita.
Un pesado alcatraz ejercita
su instinto de caza en la fresca.
Grave y lento discurre al soslayo,
escudriña con calma grotesca,
se derrumba cual muerto de un rayo,
sumérgese y pesca.

Y al trotar de un rocín flaco y mocho
un moreno, que ciñe moruna,
transita cantando cadente tontuna
de baile jarocho.

Monótono y acre gangueo
que un pájaro acalla soltando un gorjeo.

¡Cuanto es mudo y selecto en la hora,
en el vasto esplendor matutino,
halla voz en el ave canora,
vibra y suena en el chorro del trino!

Y como un monolito pagano
un buey gris en un yermo altozano
mira fijo, pasmado y absorto,
la pompa del orto.

                    ***

Y a la puerta del viejo bohío
que oblicuando su ruina en la loma
se recuesta en el árbol sombrío,
una rústica grácil asoma
como una paloma.

¡Infantil por edad y estatura
sorprende ostentando sazón prematura:
elásticos bultos de tetas opimas,
y a juzgar por la equívoca traza
no semeja sino una rapaza
que reserva en el seno dos limas!

Blondo y grifo e inculto el cabello,
y los labios turgentes y rojos,
y de tórtola el garbo del cuello,
y el azul del zafiro en los ojos.
Dientes albos, parejos, enanos
que apagado coral y prende y liga,
que recuerdan, en curvas de granos,
el maíz cuando tierno en la espiga.
La nariz es impura y atesta
una carne sensual e impetuosa,
y en la faz, a rigores expuesta,
la nieve da en ámbar, la púrpura en rosa
y el júbilo es gracia sin velo
y en cada carrillo produce un hoyuelo.

La payita se llama Sidonia.
Llegó a México en una barriga,
en el vientre de infecta mendiga
que, del fango sacada en Bolonia,
formó parte de cierta colonia
y acabó de miseria y fatiga.

La huérfana ignara y creyente
busca sólo en los cielos el rastro

y de noche imagina que siente
besos, ay, en los hilos de un astro.
¿Qué ilusión es tan dulce y hermosa?
Dios le ha dicho: "¡Sé plácida y bella,
y en el duelo que marque una fosa
pon la fe que contemple una estrella!
"
¿Quién no cede al consuelo que olvida?
La piedad es un santo remedio,
y después, el ardor de la vida
urge y clama en la pena y el tedio
y al tumulto y al goce convida.
De la zafia el pesar se distrae,
—desplome de polvo y ascenso de nube—.
¡Del tizón la ceniza que cae
y el humo que sube!

La madre reposa con sueño de piedra.
La muchacha medra.

Y por siembras y apriscos divaga
con su padre, que duda de serlo,
y el infame la injuria y estraga,
y la triste se obstina en quererlo.
Llena está de pasión y de bruma,
tiene ley en un torpe atavismo
y es al cierzo del mal una pluma...
¡Oh pobreza! ¡Oh incuria! ¡Oh abismo!

                    ***

Vestida con sucios jirones de paño,
descalza y un lirio en la greña,
la pastora gentil y risueña
camina detrás del rebaño.

Radioso y jovial firmamento.
Zarcos fondos con blancos celajes
como espumas y nieves al viento
esparcidas en copos y encajes.

Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta
un vil zopilote resbala,
tendida e inmóvil el ala.

El sol meridiano fulgura,
suspenso en el Toro;
y el paisaje, con varia verdura,
parece artificio de talla y pintura,
según está quieto en el oro.

El fausto del orbe sublime
rutila en urente sosiego;
y un derribo de paz y de fuego
baja y cunde y escuece y oprime.

Ni céfiro blando que aliente, que rase,
que corra, que pase.

Entre dunas aurinas que otean,
tapetes de grama serpean
cortados a trechos por brozas hostiles
que muestran espinas y ocultan reptiles.
Y en hojas y tallos un brillo de aceite
simula un afeite.

La luz torna las aguas espejos
y en el mar sin arrugas ni ruidos
reverbera con tales reflejos,
que ciega, causando vahídos.

El ambiente sofoca y escalda,
y encendida y sudando, la chica
se despega y sacude la falda,
y así se abanica.

Los guiñapos revuelan en ondas...
La grey pace y trisca y holgándose tarda…
Y al amparo de umbráticas frondas
la palurda se acoge y resguarda.

Y un borrego con gran cornamenta
y pardos mechones de lana mugrienta,
y una oveja con bucles de armiño
—la mejor en figura y aliño—
se copulan con ansia que tienta.

La zagala se turba y empina...
Y alocada en la fiebre del cebo
lanza un grito de gusto y de anhelo...
¡Un cambujo patán se avecina!

Y en la excelsa y magnífica fiesta,
y cual mácula errante y funesta
un vil zopilote resbala,
tendida e inmóvil el ala.


***


lunes, 21 de abril de 2025

SILENCIO (EL FECUNDO RUMOR DE LAS MIRADAS)


El pasado martes, 15 de abril, estuvimos David y yo celebrando el Día Mundial del Arte en el Centro Cultural Carlos Blanco Aguinaga. Para esa celebración/homenaje preparamos un recorrido por la historia universal del arte, de tal manera que hubiera alguna muestra de todas las épocas y de todos los continentes. 

El último poema, tal vez el más elusivo y alusivo de todos y, posiblemente, el que resulte un poquito hermético si no se tiene en cuenta el recorrido de todo el poemario, era este que quedó recogido en el vídeo. La respuesta al mismo, y punto final del recital, la dio David con El testament D'Ameliade Miguel Llobet

Valga esta entrada para agradecer la asistencia a todas cuantas personas llenaron prácticamente la sala y nos brindaron una calurosa y cariñosa respuesta. 



***


miércoles, 16 de abril de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Eduardo Chirinos)

Ejemplar del KM
#unlibrounpoema


Eduardo Chirinos murió en 2016, pero antes había dejado preparados unos folios introductorios para la edición de su poesía por parte de Pre-Textos. De ahí tomo estas palabras suyas que me gustan mucho:

Desde Vallejo sabemos (con qué dolorosa certeza sabemos) que ningún poema podrá cambiar el mundo, y que los poetas no son más que seres humanos que trabajan con las palabras y los silencios de siempre. Pero sabemos, también, que aunque el esfuerzo de los poetas está condenado al fracaso, la poesía sabrá nutrirse de esos espectaculares y silenciosos fracasos.

¿Que si la poesía puede ofrecer alguna respuesta a los tiempos que corren? Creo que no. Y no lo digo ni por desengaño ni por escepticismo, sino porque a la poesía no le corresponde ofrecer respuestas, sino hacer preguntas y proponer retos. Además. todas las épocas son épocas de desencanto e incertidumbre; lo que ocurre es que somos más sensibles a la nuestra porque somos sus víctimas. Nuestra época no exige respuestas "heroicas" ni grandilocuentes: las transnacionales, los fabricantes de armas, los poderes represivos del Estado y la moral de la competencia tienen los oídos higienizados contra la poesía. Pero que un solo poema pueda ser escrito y leído en soledad es ya una muestra, tal vez la más efectiva, de la dignidad del lenguaje en un mundo que se empeña cada vez más en ignorarlo.



Y ahora los poemas:



RETORNO DE LOS PROFETAS

                                                                                   Para Antonio Claros

                                                               El sol se hará oscuro para ellos
                                                               pero pronto han de volver
                                                                                               Miqueas III, 6



Los profetas han muerto.

Cuernos de guerra anuncian la pronta llegada de la peste,

nuevos tiempos de miseria y escasez.

El campo de batalla está desierto, el cielo se oscurece, la infinita

rueda se ha quebrado.

Dicen que ángeles bellos y monstruosos nos vigilan

pero ya no tenemos ojos para verlos.

Los profetas han muerto.

Atrás los sucios velos que ocultaron la verdad de nuestros rostros,

las ramas que ocultaron la Serpiente cuando rogamos placer

y nos dieron a cambio la resignación.

Textos venerables son ahora pasto de las llamas,

sólo la lechuza mira con indiferencia la corona

que rueda a los pies del más miserable de los dioses.

Sólidas estatuas se arrodillan, gimen, se arrancan los cabellos,

los mástiles que antaño sujetarán los más bravos marinos

golpean la memoria de los dioses que quedan,

¿a quién debemos acudir cuando nos coja la peste?

Los mendigos del reino asaltan los jardines, desprecian los

oráculos, reparten por igual sus pertenencias.

Los nobles del reino conservan sus arcas, sus vinos, sus mujeres,

el miedo que gobierna la implacable voluntad de los presagios.

Los profetas han muerto.

Nadie ahora nos engaña, nadie nos confunde, nadie

nos dice la verdad, y estamos solos.

Estamos solos esperando la señal que nos indique

dónde hemos de ir para honrar con dolor a los profetas.


De Rituales del conocimiento y del sueño.




JUNTO A LA TUMBA DE SALINAS



Un pequeño saurio atraviesa la tumba de Salinas,

husmea el óxido que mancha la blancura del mármol

y se oculta rápidamente entre la hierba.

Entonces lo contemplo.

Qué de besos perdidos frente al mar,

qué de labios bebiendo sus gotas azules,

qué de cielos nunca hollados, fortalezas

donde el amor se rindió a los abrazos de nadie.

Nadie, Salinas, buscando entre sombras un cuerpo desnudo,

nadie en las palabras que alguna vez ardieron por nosotros.



Yo también me enamoré con tus poemas.

Ellos sabí­an lo que habrí­a de ocurrirme, me leí­a en ellos,

pero tú plagiaste mi vida, la dignificaste, la hiciste del revés.

¿Mereces entonces el perdón?

Ahora que estás bajo un cielo verdadero,

devorado por los insectos de la tierra, pronombre

encadenado a la carne de unos besos que yo di por ti,

te ofrezco estas flores.

Acéptalas, Salinas, como un homenaje de quien quiso creer

y vivió feliz en el fecundo engaño.


De El equilibrista de Bayard Street.

***


miércoles, 9 de abril de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (William Wordsworth) / LONDRES VISTO POR...

#unlibrounpoema  

#londresvistopor...

Este soneto de Wordsworth inspirado en el momento en que atravesaba la ciudad —verano de 1802— camino de Calais me ha decidido a seguir la serie que inicié con el poema de Byron. Iban él y su mujer Dorothy para entrevistarse con Annette y Caroline. La primera había sido la amante del poeta cuanto estuvo en Francia durante la revolución; la segunda, la hija nacida de la relación amorosa. El momento era propicio porque en el mes de mayo se había acordado la tregua entre ingleses y franceses mediante la firma de la Paz de Amiens




COMPUESTO SOBRE EL PUENTE DE WESTMINSTER



La tierra no tiene nada más bello que mostrar:

insensible sería de alma quien pudiera obviar

una visión tan evocadora en su majestad:

esta Ciudad ahora, como un vestido, porta

la belleza de la mañana; silenciosa, desnuda;

barcos, torres, cúpulas, teatros y templos se extienden

abiertos a los campos, y a los cielos,

todos brillantes y resplandecientes en el aire sin humo.

Nunca iluminó el sol con más belleza,

en su primer esplendor, valle, roca o colina.

¡Nunca vi yo, nunca sentí, una calma tan profunda!

El río se desliza con la dulzura de su propia voluntad:

¡Dios mío! Las mismísimas casas parecen dormidas,

¡y todo este poderoso corazón yace en quietud!



Traducción: Antonio Ballesteros González.


Hoy, desde el puente, se pueden ver algunos de los edificios y construcciones más emblemáticos de la capital del Reino Unido que en 1802 ni tan siquiera estaban en la imaginación de sus habitantes. El Big Ben se comenzó a construir en 1843; el Palacio de Westminster (la sede del parlamento), tres años antes. 

Eso sí, posiblemente cuando Dorothy y él atravesaron el puente puede que hubiera más gente sobre él y más vehículos (carrozas y carros) que los que aquí se ven, porque cuando tomé esta fotografía, la calle estaba cortada donde se inicia el puente debido al rodaje de una película.

Ahora bien, el día en que yo estaba allí lloviznaba, mientras que a ellos, según leemos en el soneto, les salió un día luminoso. Yo estaba allí La fotografía la hice un día de marzo, la pareja cruzó el Támesis un día de verano.


***


sábado, 5 de abril de 2025

SALVADOR DÍAZ MIRÓN

Leer a Salvador Díaz Mirón en papel no es fácil porque esta edición, excelente edición, de FCE ya no está disponible, y en las bibliotecas del País Vasco no tienen ningún ejemplar. La única forma de conseguir algún ejemplar es recurriendo a Iberlibro, donde podemos encontrar unos cuantos títulos, bien de su Poesía completa, diversas antologías,  o bien títulos sueltos. Lascas, su obra más importante, está en unos cuantos formatos, y hasta una primera edición de 1901.

Si nos olvidamos de leer en papel, la Universidad Nacional autónoma de México, dispone de una buena colección de cuadernillos sobre poetas de todo el mundo y, por supuesto, de poetas nacionales. El dedicado a Díaz Mirón lo preparó Héctor Valdés y puede valer para una primera aproximación. 

Por suerte, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tiene recogido en su página el pdf de Lascas, edición original de 1901. El documento se puede descargar y leer en pantalla o, si se prefiere, imprimirlo en papel. En esa misma página web se encuentran tres ensayos sobre la obra del poeta mexicano: 

Al filo del Novecientos. Estudios de intercomunicación hispánica. De Guillermo Díaz-Plaja.

Díaz Mirón: poeta y artífice. De Alfonso Méndez Plancarte.


También he dejado en Drive el capítulo redactado por José Emilio Pacheco para la Historia de la literatura hispanoamericana. Son seis páginas y, como hace tiempo me quedé sin escaner, seis fotografías que pueden leerse relativamente bien.

Y después de tantas advertencias, cierro esta entrada con la 


EPÍSTOLA JOCO-SERIA


                                                    Al editor

Mientras haya en ciudad y cortijo
gallineros que ostenten su rijo;
y por calles, y en lúbricos tratos,
ardentías de perros o gatos;
y en el aire y el muro y el suelo
moscas tiernas, a pares, en celo;
mi librillo en palacios y chozas
ha de ser inocente a las mozas.

Pero quise pecar de discreto;
y en extraño y heroico soneto
dejo dicho a mis trovas que apiñas:
"¡respetad el pudor de las niñas!"
Por "Idilio" y "Avernus", y acaso
algún otro desliz en el paso,
lo demás, que no funda querellas,
¡sufrirá privación de doncellas!

A las chicas ofreces lectura
de un primor: la Sagrada Escritura.
¿Y Sodoma con fieros priapismos
amagando a los ángeles mismos,
que se libran merced a un encanto?
¿Y las hijas de Lot? ¿Y el Rey Santo,
Betsabé y el cadáver de Urías?
¿Y Tamar con Amnán? ¡Fruslerías!

¡Ay! las cosas en sí quedan lejos.
Sólo dan al sensorio reflejos.
En mí el Cosmos intima señales
y es un haz de impresiones mentales.
Pero cunde al través de una lente
comba y tinta y jamás indolente,
que perturba en la imagen virgínea
el matiz, el calor y la línea.

¿Qué cristal el que filtra y altera?
Pues mi humor peculiar, mi manera.
Para mí, por virtud de objetivo,
todo existe según lo percibo.
Y el tamiz proporciona elemento
propio y lírico al gayo talento,
y es quien pone carácter y timbre,
novedad y valor a la urdimbre.

Pese a ti, lo real no anda fuera,
sino en sellos del alma, y espera
que facundia o cincel, brocha o pluma,
tornen diáfano el cerco de bruma.
Externarse con metro gallardo
y en fiel copia es el triunfo del bardo.
La mentira es la muerte y la escoria.
La verdad es la vida y la gloria.

Cuando pugno en las bregas del arte
por verter en trasunto una parte
del caudal que atesoro por dentro,
y en las voces hurañas encuentro
la precisa expresión y el buen giro
¡qué alborozo y qué orgullo respiro!
¡Cuál me alegra y ufana el acierto!
¡Un oasis hallado al desierto!

¿La moral? ¡Es el ara divina!
Mas escúchame, piensa y atina.
Una cosa en la práctica es fiemo,
es horror, ese feísimo extremo;
Pero exacta en la intensa pintura,
resplandece magnífica y pura,
si allí el vate no insufla malicia,
sino un grito a la eterna justicia.

¿Que la nota poluta y la torva
vibran mucho en el son de mi tiorba?
En el mundo lo dulce y lo claro
son, por ley de la suerte, lo raro.
¿Cómo hacerlos aquí lo frecuente?
No: la cámara obscura no miente.
Además: la tragedia sublime
es piedad y terror, sangra y gime.

Forma es fondo; y el fausto seduce
si no agranda y tampoco reduce.
¡Que un estilo no huelgue ni falte,
por hincar en un yerro un esmalte!
¡Que la veste resulte ceñida
al rigor de la estrecha medida,
aunque muestre, por gala o decoro,
opulencias de raso y de oro.

¿Que repulsas mi código? Basta.
La bandera, prendida en el asta
y undulando a las rachas supremas,
luce y riza colores y lemas;
y debajo a que nadie los toque,
y blandiendo flamígero estoque,
una musa de fuerza y de gracia
yergue a sol su hermosura y su audacia.

Escribe en nota Manuel Sol que los versos 82-88 (los que he subrayado) parecen haber inspirado al pintor catalán Juan Bernadet el dibujo de la primera portada de Lascas; sin embargo, ésta fue sustituida más tarde (...) por una más sobria y simple, que ostentaba el escudo del gobierno del Estado de Veracruz. 

***


viernes, 4 de abril de 2025

JOSÉ MARTÍ Y LA NIÑA DE GUATEMALA

El poema que aquí reproduzco pertenece a Versos sencillos. Este título lo publicó en Nueva York, durante el verano de 1891. Ese mismo verano será la última vez que vuelva a ver a Carmen Zayas Bazán, su esposa, y a su hijo José Francisco, que entonces contaba 12 años.

Me atrae de este poema la cantidad de suposiciones que podemos realizar por la forma en que se cuenta el hecho que se narra, la muerte de una niña. Podríamos preguntarnos, como Kant, aunque en un sentido, menos trascendente ¿qué puedo saber? Leamos primero el poema:


IX


Quiero, a la sombra de un ala,
Contar este cuento en flor:
La niña de Guatemala,
La que se murió de amor.

Eran de lirio los ramos,
Y las orlas de reseda
Y de jazmín; la enterramos
En una caja de seda.

Ella dio al desmemoriado
Una almohadilla de olor:
Él volvió, volvió casado:
Ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
Obispos y embajadores:
Detrás iba el pueblo en tandas,
Todo cargado de flores.

Ella, por volverlo a ver,
Salió a verlo al mirador:
Él volvió con su mujer:
Ella se murió de amor.

Como de bronce candente
Al beso de despedida,
Era su frente ¡la frente
Que más he amado en mi vida!

Se entró de tarde en el río,
La sacó muerta el doctor:
Dicen que murió de frío:
Yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
La pusieron en dos bancos:
Besé su mano afilada,
Besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
Me llamó el enterrador:
¡Nunca más he vuelto a ver
A la que murió de amor!


Martí no quiere decirnos nada más que lo que nos dice, que no es mucho y se reduce a esto: 
  • La niña es una mujer joven de Guatemala (donde "de Guatemala" puede indicar que era guatemalteca o que residía allí. Doy por implícito que "niña" es una forma afectiva de referirse a su corta edad, a su juventud, aunque tampoco se nos indique)
  • Ella "murió de amor", signifique esto lo que signifique (cuando se produjo la muerte ella estaba enamorada, se quitó la vida por amor, murió de profunda tristeza...).
  • La joven, en algún momento anterior, había hecho un regalo para demostrar su afecto a un hombre que después resultó que estaba casado (estrofa 3ª).
  • Era una persona importante y reconocida desde el punto de vista social, pues al entierro acudieron muchas personalidades y numeroso público(estrofa 4ª).
  • Una tarde se fue al río y apareció muerta.
  • Cuando él la niña se despidieron (¿qué tipo de despedida fue?¿podemos suponer que fue una despedida para siempre?) ella estaba afiebrada (6ª estrofa).
  • Según las dos últimas estrofas, el yo poético (¿podemos pensar en Martí?) y no la tercera persona del singular anterior, estuvo presente en el entierro y fue requerido por el enterrador.
La primera impresión que podemos recibir en una lectura rápida es que se trata de un poema de amor y de pérdida. Pero no de él, sino de ella. Ella es, claro, la que va a morir de amor porque, según todos los indicios, el hombre del que está enamorada se ha descubierto como un hombre casado y sujeto a otra fidelidad. O bien, ya lo sabía, pero se negaba a perder la esperanza.

A partir de ahí podemos realizar cuantas suposiciones queramos para dar coherencia y credibilidad a lo que no se nos cuenta. Todo ello envuelto en un aire romántico, y con la palabra romántico englobo tanto los poemas de esa tendencia como la concepción del amor romántico. Ahí están la idea vaga, enigmática y profundamente anímica de lo subjetivo como elemento principal de la creación de relaciones e ideas, y también el aire de tristeza y desánimo que empapa casi toda la literatura romántica.

Pero vayamos a los hechos históricos y documentados. Sabemos que Martí, en 1877, sale de México tras la subida al poder de Porfirio Díaz. En Guatemala conoce a María García Granados y Saborío, hija del expresidente guatemalteco Miguel García Granados —lo que explica el boato y amplitud del cortejo fúnebre—, a quien da clases en la Academia de Niñas de Centroamérica. Ese mismo año, en diciembre, vuelve a México y se casa con Carmen Zayas, con la que ya estaba comprometido. En enero de 1878 el matrimonio está ya en Guatemala y él retoma las clases que estaba impartiendo. Al terminar el curso, y debido a la insistencia de la familia, en julio parten Carmen y él hacia Cuba.

María, la Niña de Guatemala, muere ahogada el 10 de mayo de 1878. Este hecho y el poema de Martí, de 1891 (13 años después de la desaparición de María), provocan el nacimiento de la leyenda en torno a lo que el poema dice y no dice.

No sabemos qué pasó entre ellos ni hasta dónde llegó el afecto que pudo surgir entre alumna y profesor. Lo que yo me pregunto es ¿por qué escribe un poema tanto tiempo después de la muerte de María?; ¿por qué insiste (es nada menos que el estribillo) en que ella murió de amor, permitiendo de esta manera interpretar su muerte como suicidio, por desesperación?; ¿por qué introduce una tercera persona del singular, que es la persona referente de los afectos de la joven?; ¿por qué es él (el yo Martí) quien besa mano y zapatos y no el otro?; y por último, ¿por qué le llamó en un aparte el enterrador?

Se me ocurren varias respuestas a todos esos interrogantes, pero ninguna de ellas sirve para aliviar la verosimilitud del poema, ni hacerle perder esa apariencia un tanto afectada de poema escrito para quitarse de encima un brumoso sentimiento de culpabilidad, años después de lo acontecido, cuando ya había roto definitivamente con su mujer.

***


miércoles, 2 de abril de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Ernesto Cardenal)

Editorial
 #unlibrounpoema 


Continúo con los aniversarios dentro de esta sección en la que hoy le toca el turno al poeta, sacerdote y revolucionario nicaragüense, Ernesto Cardenal (1925-2020), a quien no he dedicado hasta ahora ninguna entrada en este blog. El centenario de su nacimiento es un buen motivo para deshacer esa ausencia. 

Supongo que E. Cardenal es más conocido en ámbitos ajenos a la literatura por su participación en la revolución sandinista (llegó a ser ministro de cultura en el gobierno surgido de ella) y como miembro muy destacado de la teología de la liberación. Sea como sea, hoy está aquí como poeta, oficio este que le llevó a ser distinguido con algunos de los premios más destacados del género. Así, por ejemplo, recibió el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2009 y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2012.


He elegido poema "Oración por Marilyn Monroe" porque me parece un texto en el que se encuentra muy bien representado el estilo del poeta, especialmente en ese modo tan suyo de conjugar lo social, lo religioso y lo coloquial. Por cierto, si queréis leer un buen comentario de Silvia Rivera Alfaro sobre el poema, pinchad aquí



ORACIÓN POR MARILYN MONROE

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la tierra con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ese no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a
los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia 
                        (según cuenta el Time)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso…
Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo
en el que está el Hijo del Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y radioactividad
Tú no culparás tan solo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos.
—El de nuestras propias vidas—. Y era un script absurdo.
Perdónala Señor y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esta Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
                                              se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje —insistiendo en maquillarse en cada escena—
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.
Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
                                                     y apagan los reflectores!
y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el director se aleja con su libreta
                                         porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río,
la recepción en la mansión del duque y la duquesa de Windsor
                   vistos en la salita del apartamento miserable.

La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quien iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER.
O como alguien que herido por los gángsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de Los Ángeles)
                                       ¡contesta Tú el teléfono!


De Oración Por Marilyn Monroe y otros poemas (1965).

En este momento, que yo sepa, hay dos editoriales que han publicado su Poesía completa, Trotta y Espasa.

La edición de la editorial Trotta se presentó en la Casa de América y se realizó como celebración del 95 cumpleaños del poeta. El Niño de Elche interpreta al final de la presentación el "Salmo 21".


***


martes, 1 de abril de 2025

CELEBRACIÓN DEL DÍA MUNDIAL DEL ARTE

Aquí
 
Hay formas distintas de comprender y explicar lo que existe. La intuición artística y su manifestación arrojan una mirada poderosa sobre lo que somos y nos rodea. Unas veces estamos dentro, otras veces estamos fuera; pero seguimos mirando, interpretando y aprendiendo.




Recital poético-musical con proyección de imágenes para celebrar el arte a través de un breve pero intenso recorrido por su historia. Un tributo de admiración y una tentativa de comprensión.


Guitarra: David Rodríguez
Recitado: Jesús Rodríguez


Estas son algunas de la obras que formarán parte del programa:

Bisontes de Altamira. 

Leona herida

Mujer con tablillas de cera y stylus 

Moais de la isla de Pascua

David

La muchacha de la perla

Paseo a la orilla del mar

Teatro de marionetas

Lo profundo es el aire


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miércoles, 26 de marzo de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (R. M. Rilke)

En librerías
#unlibrounpoema 


Tal y como recordé la semana pasada, este año se celebra el sesquicentenario de Rilke, y aunque ya tiene mucha presencia en este blog, era inevitable hacerle un hueco en esta sección.

No sé si es muy conocido su paso por España; sea como fuere, hoy voy a dejar aquí su "Trilogía española", consecuencia de la visita, donde pasó los meses de noviembre y diciembre de 1912 y el mes de enero y la mitad de febrero de 1913, básicamente en Toledo y en Ronda. 

El poema puede resultar un poco hermético en algunos pasajes, pero la carta que envió a Katharina Kippenberg en marzo de 1913 resulta muy esclarecedora. Antonio Pau la recoge en su magnífico libro Vida de Rainer Maria Rilke. La belleza y el espanto (pp 275-78). También recoge en traducción propia la trilogía. Es absolutamente recomendable la lectura de la carta, así como de todo el libro. 

La trilogía está escrita en enero de 1913 y Jaime Ferreiro la traduce así:



TRILOGÍA ESPAÑOLA



I

De esa nube, mira, que violenta

a la estrella oculta, que justo ahora fue – (y de mí),

de esa serranía, al fondo, noche ahora,

vientos nocturnos tiene por un tiempo – (y de mí);

de ese río en lo profundo del valle, que prende

el destello de un claro de cielo desgarrado (y de mí),

de mí y de todo eso hacer una sola

y única cosa, Señor: de mí y del sentimiento

con que el rebaño, encerrado en el aprisco,

recibe con la exhalación de su aliento el grande,

el oscuro no-ser-ya más del mundo –, de mí y de aquella

luz en la tétrica oscuridad de muchas casas, Señor:

hacer una cosa; de los que duermen,

de los viejos, extraños, en el hospicio,

que tosen importantes en las camas;

de los niños adormilados en pechos tan extraños,

de tantos seres imprecisos, y siempre de mí,

de nada más que de mí, y de lo que no conozco,

hacer la cosa, Señor, Señor, Señor, la cosa

que, cósmico-terrenal como un meteoro,

reúne rauda en su gravitación sólo la suma

del vuelo: no sopesando sino la llegada.




II




Por qué uno ha de andar así, y cargar

con tantas cosas extrañas, como quizá el portador

que de puesto en puesto levanta el cesto ajeno

de la compra más y más repleto, y va detrás agobiado,

y no puede decir: Señor, ¿para qué el banquete?


Por qué uno ha de estar aquí, como el pastor,

expuesto a la desmesura del influjo,

implicado en este espacio lleno de suceso,

como si su destino estuviese apoyado

a un árbol del paisaje, sin otra actuación.


Y sin embargo, en su exorbitante mirada,

no tiene el callado alivio del rebaño. No tiene

sino mundo. Tiene mundo tan pronto alza los ojos,

mundo en cada inclinación. Lo que a otros gusta,

a él, inhospitable como música y a ciegas,

le penetra en la sangre y transitoriamente se transforma.


Entonces se yergue durante la noche y la llamada

de un pájaro afuera la tiene ya en su existencia,

y se siente osado porque recoge en el rostro

todas las estrellas, grave –, ay, no como uno

que prepara esa noche para la amada

y la mima con los sentidos cielos.




III




Ojalá que al volver, en soledad, a la aglomeración

de las ciudades y al ovillo enredado de ruidos

y tráfago confuso de vehículos,

ojalá que, por encima del espeso bullicio,

esté conmigo el recuerdo del cielo y el borde terroso

de la montaña, en el horizonte, por donde el rebaño

torna a la majada. Pétreo me sea el ánimo,

y que la obra diaria del pastor me parezca hacedera,

cómo camina soberbio y curtido, y cómo, con piedra bien calculada

de su honda va ribeteando el rebaño, allí donde quiera

que se desfleque, lento el paso, pensativo el cuerpo,

pero magnífico cuando se para, aún le sería permitido a un dios

revestirse en secreto de su figura, y no sería por eso menos.

Alternando se detiene y se rezaga, igual que el día mismo,

y las sombras de las nubes le atraviesan,

como si morosamente el espacio

pensase pensamientos por él.


¡Sea el quien fuere para vosotros! Como la luz parpadeante

en la noche detrás de la pantalla, así me sitúo yo dentro de él.

Un destello se apacigua. La muerte

hallaría su sitio más puro.


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viernes, 21 de marzo de 2025

LONDRES VISTO POR... LORD BYRON

Vista del Támesis desde la terraza de la Tate Modern con San Pablo al otro lado.

#londresvistopor...

Dentro de tres horas espero estar volando hacia Londres, y en unas pocas más, encontrarme dentro de la National Gallery, delante de alguna de las muchas obras maestras que atesora. Esto ha sido el motivo de que haya decidido redactar sobre la marcha esta entrada (incluso estoy pensando en una serie bajo el título de Londres visto por... Ya veré).

Yo diría que soy una persona capaz de encontrar en cualquier sitio algún elemento atractivo. Diré más: creo que las ciudades grandes, a pesar de todos los inconvenientes derivados del tamaño, son lugares llenos de estímulos donde poder hallar multitud de escenas, obras, situaciones y lugares cargados de atractivos. Pero también comprendo que no todo el mundo se lleve bien con la ciudad que habita o que, en un momento determinado, pueda arrojar una opinión desfavorable, incluso encontrándose relativamente a gusto en ella. Son muchas las circunstancias vivenciales y muchos más los caracteres y temperamentos de las personas. Cada cual ve su ciudad de un modo diferente.

Lord Byron, personalidad singular donde las haya, si bien se tenía a sí mismo en gran estima, no correspondía al aprecio de la ciudad que lo adoraba como escritor, al menos, si juzgamos por las ventas de sus títulos y por la multitud que acudió a su capilla ardiente durante un par de días (Fiona MacCarthy, Byron: vida y leyenda). 

En su famoso Don Juan, canto X, estrofa 82, la describe de esta guisa: 

A mighty mass of brick, and smoke, and shipping,
  Dirty and dusky, but as wide as eye
Could reach, with here and there a sail just skipping
  In sight, then lost amidst the forestry
Of masts; a wilderness of steeples peeping
  On tiptoe through their sea-coal canopy;
A huge, dun cupola, like a foolscap crown
On a fool's head,—and there is London Town!


Que en la traducción de Pedro Ugalde queda así:

Una masa enorme de ladrillos, humo y barcos,
  Sucia y sombría y tan extensa como puede abarcar
La mirada, con alguna vela brincando
  Lejos para perderse luego en una selva
De mástiles, desierto de puntas que asoman
  Subrepticias por encima de los paquebotes,
Cúpula vasta y arisca cual corona de papel
En la cabeza de un loco, ¡he ahí Londres!


Nada que ver con el primer poema en inglés que se conoce dedicado a la ciudad. Fue atribuido a William Dunbar (¿1460? - ¿1530?) y dice así:


TO THE CITY OF LONDON

Above all rivers they river hath renown,
Whose beryl streames, pleasant and preclare,
Under thy lusty walles runneth down;
Where many a swan doth swim with winges fair,
Where many a barge doth sail, and row with oar,
Where many a ship doth rest with top-royal.
O town of townes, patron and not compare,
London, thou art the flower of Cities all.

¡Eso es amor a la ciudad!

***