No puedo negar que me divierte ir dejando en este espacio comentarios sobre lecturas, algún que otro poema propio de vez en cuando, noticias varias de mis intereses y aficiones, incluso opiniones sobre temas que unas veces me desbordan —reconozco mi atrevimiento al meterme en charcos más profundos que mi capacidad para nadarlos— y otras me dejan perplejo. Me gusta expresarme y disfruto especialmente divulgando la divulgación.
Sin embargo, ningún texto existe propiamente si carece de lectores. Este blog —bitácora, si así lo preferís— no tendría sentido sin vuestras visitas. Ignoro cuántas de ellas puedan ser realmente lecturas completas e interesadas verdaderamente en lo que aquí publico. Las herramientas del blog solamente me indican la procedencia y el número de veces que se ha visitado una entrada —un post—.
En cualquier caso, y hayáis llegado hasta aquí por voluntad propia o por error, buscando lo que habéis hallado o no, gracias por visitar lo que escribo, porque como dice Calderón soy deudor en muchos sentidos de vuestro paso por mi casa, ya sea efímero y fugaz o constante y prolongado.
Gracias y que podáis disfrutar de un año tan bueno como deseéis.