Aprovecho esta entrada para recordar que el próximo martes, 2 de diciembre, tendremos la poesía de Cavafis como tema de reflexión y diálogo en la biblioteca municipal de Irún.
Esta, que yo sepa, es la edición más moderna de la poesía completa de Cavafis en castellano, pero sí es la primera que recoge los textos en su idioma original, lo que es muy meritorio, pues el griego, como todo el mundo sabe, no utiliza nuestro alfabeto, sino el suyo propio y eso puede dar muchos quebraderos de cabeza a quien tiene que realizar maquetación y edición.
También es la primera en recoger todo el material poético escrito por el alejandrino que esté fehacientemente documentado, ya que las anteriores ediciones dejaban sin editar algunos poemas que sí aparecen en esta edición de la Biblioteca de Literatura Universal. Cuenta, además, con un jugoso estudio introductorio, una detallada cronología, una amplia bibliografía y, lo más interesante en mi opinión, un apartado final donde se anotan todos los poemas con datos muy pertinentes. Una joyita de edición. Si no tenéis ninguna otra traducción de la poesía de Cavafis, esta es, sin dudarlo, la más recomendable.
La traducción es de Bádenas de la Peña, quien ha realizado variantes y renovaciones sobre la ya realizó en 1982 para la editorial Alianza, excepto los tres poemas conocidos como "poemas ingleses" (Cavafis los redactó originalmente en inglés), de los que se ha encargado Luis Alberto de Cuenca.
Que en la traducción actual de Bádenas de la Peña queda así:
Cuando alguno de ellos pasaba por el ágora
de Seleucia a la hora en que anochece,
con aspecto de un efebo alto, de perfecta hermosura,
con el brillo en sus ojos de un ser incorruptible,
con su negro cabello perfumado,
la gente lo miraba
y preguntábanse uno a otro si lo conocía,
si era un griego de Siria o un forastero. Mas algunos,
que con más atención lo observaban,
comprendían y se hacían un lado;
mientras él se perdía bajo los porches
entre las sombras y las luces del crepúsculo,
camino del barrio que sólo vive
y toda suerte de borracheras y lujuria,
pensaban quién de Ellos podría ser
y por qué turbio placer
habría bajado a las calles de Seleucia
desde las Muy Augustas Moradas Venerables.









