¡Felicidades, Irene!
Invitación a la noche, el primer poemario que publiqué, y que resultó agraciado con el ya desaparecido Premio de Poesía Villa de Leganés, vuelve a estar en papel y con las ilustraciones originales.
Por cierto, ni Irene ni yo explicamos nunca el dibujo de la portada. Aprovecho ahora para hacerlo.
Se trata de una composición que imita las representaciones de lo que antiguamente se entendía por universo, que no era otra cosa que la proyección de una esfera armilar sobre el papel. El resultado era una conjunto de círculos concéntricos. En este caso, Irene realizó 8 (7 días de la semana, para expresar el paso del tiempo) y en el círculo central, donde se solía colocar la Tierra, ella puso un gran interrogante en alusión a los dos poemas que cierran el libro y a nuestro continuo interrogarnos como especie. En el centro siempre se colocaba la Tierra porque entonces se creía que todo cuanto había en el cielo giraba alrededor de ella.
El primer círculo en torno al interrogante (de adentro hacia afuera) representa personajes mitológicos inscritos en las leyendas que podemos identificar en el cielo. El segundo, el tercero, el cuarto y el quinto recogen representaciones de varias constelaciones tanto del hemisferio norte como el sur, algunas se identifican por el objeto o ser que representan, otras por la forma como solemos unir las estrellas que las conforman. En el sexto aparecen los objetos celestes (estrellas, cometas y planetas). El último está ocupado por las fases lunares. El dibujo original no era mayor que el que estáis viendo.
Y como hoy, miércoles, es el día dedicado a #unlibrounpoema, cierro esta entrada con uno propio y la invitación a que siempre que podáis alcéis la vista por la noche hacia el cielo estrellado y os dejéis fascinar por esas formas nocturnas, cada una de las cuales contiene no una, sino muchas historias.
dónde el sueño?
¿Es la estrella que miro más real porque veo su luz,
porque sé desde qué distancia emite sus ondas,
porque en algún ordenador de Monte Palomar
o de Roque de los Muchachos
quedan registrados los rasgos de la luz roja de su espectro,
o es real porque alguien hace 3.000 o 5.000 años
imaginó un nombre,
una biografía,
y reprodujo en ella bajezas e ilusiones,
miedos y virtudes,
cuanto nos conforma como humanos?
¿Dónde la luz,
dónde el reflejo?
¿Es la noche más antigua y palpable
porque puedo medir su profundidad
en años, horas y segundos,
porque sé que tiempo y espacio
son un concepto relativo y cambiante,
o porque puedo contar a los que quiero
la misma historia que conjeturó un pastor acadio
para poder orientarse en su camino de vuelta a casa
a través del desierto?
¿Dónde la geografía,
dónde la fábula?
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