Si la primavera la solemos identificar por la enorme variedad de colores con que se adornan campos, jardines y espacios domésticos gracias a la proliferación de todo tipo de flores, una de las manifestaciones más claras y evidentes del otoño es el cambio de pigmentación de las hojas de las plantas caducifolias.
El frío y la ausencia de clorofila suelen dejarnos unas magníficas estampas de bosques otoñales. La ciudad carece de bosques, pero un simple parque urbano puede ofrecernos hasta en un día tan falto de luz como el de ayer una hermosa colección de imágenes a través de las diferentes hojas de sus árboles. No es necesaria la vasta extensión de una ladera de montaña o un gran valle para disfrutar del espectáculo.