Katharina Winkler |
Pero luego está la epifanía, ese momento en que cae en tus manos ese libro que te revuelve, golpea, y te devuelve la fe en el poder de la literatura. Y uno de esos es el libro de la austriaca Katharina Winkler, su maravilloso Cárdeno adorno, editado por Periférica.
Porque no es un libro más sobre la violencia, sobre la cuestión de género, sobre este llanto universal del abuso de poder. No. Es mucho más, es justo cuando lo literario sabe dar la forma perfecta a una historia “basada en hechos reales”, para contarnos con una prosa, un lirismo y delicadeza perfecta la ingenua bajada a los infiernos de su protagonista, Filiz, una jovencita turca que se verá arrastrada a lo más oscuro de las tradiciones, lo atávico, del dolor y sus formas, a partir de su matrimonio con el bello Yunus, esclavo también de la agresividad masculina y la herencia cultural. Tragedia, viaje personal, para contarnos sobre la violencia, sobre los emigrantes, sobre el choque cultural de las sociedades modernas y los derechos humanos, situarnos frente a pasados que son tan tristemente cotidianos.
Pero no se amedrenten, sí, van a sufrir, pero todo lector de este libro siente esa agridulce sensación del disfrute literario: la maravillosa delicadeza de su autora consigue hacernos entrar sin rompernos, jugando con los tempos cortos, las estructuras sencillas de mimbres complicados, pero que fluyen solos para ponernos delante de este gran problema, de tantas historias, de tantas vidas, y de todo lo que tenemos que aprender y enfrentar para ser agentes transformadores de cambio.
Yo correría a su librería más cercana, y verán.
Adolfo López