Donde la agreste roca se sumerge
de los bosques de Sleuth en la laguna,
hay una frondosa isla
donde aleteantes garzas despiertan
a las amodorradas ratas de agua;
allí ocultamos nuestras cubas de hadas
que rebosan bayas
y rojísimas cerezas robadas.
¡Vamos, vamos, niño humano!
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Donde la ola de luz de luna alumbra
la arena oscura y gris,
lejos en la punta de Rosses,
toda la noche caminamos,
hilando danzas antiguas,
entremezclando manos y miradas
hasta que alza el vuelo la luna;
brincamos de un lado para otro
persiguiendo en la espuma las burbujas
mientras el mundo colman inquietudes
y lleno de ansiedad malduerme.
¡Vamos, vamos, niño humano!
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Donde el agua errabunda sale a chorros
de las cimas que se alzan en Glen-Car,
en charcas entre los juncos
que apenas podrían bañar una estrella,
buscamos truchas soñolientas
y susurrándoles al oído
les provocamos sueños intranquilos;
apartándose suavemente
de helechos que vierten sus lágrimas
en los arroyos jóvenes.
¡Vamos, vamos, niño humano!
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Con nosotras viene
el de solemnes ojos;
ya no volverá a oír el mugido
de terneras en la cálida ladera,
ni la tetera en la repisa
le insuflará paz en el corazón,
ni verá a los ratones agitarse
en torno de la caja de la avena.
Pues ya viene, el niño humano.
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Traducción de Antonio Rivero Taravillo, Pre-Textos, 2010.
No creo que sea su mejor poema, pero es muy representativo de esa manera de hacer típica del primer Yeats en la que aparecen paisaje y mitología irlandesa eficazmente entremezclados con el ambiente popular. Forma de construir que tanto ha gustado entre sus paisanos.
La versión musical más famosa de este poema es obra de Loreena McKennitt:
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Donde el agua errabunda sale a chorros
de las cimas que se alzan en Glen-Car,
en charcas entre los juncos
que apenas podrían bañar una estrella,
buscamos truchas soñolientas
y susurrándoles al oído
les provocamos sueños intranquilos;
apartándose suavemente
de helechos que vierten sus lágrimas
en los arroyos jóvenes.
¡Vamos, vamos, niño humano!
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Con nosotras viene
el de solemnes ojos;
ya no volverá a oír el mugido
de terneras en la cálida ladera,
ni la tetera en la repisa
le insuflará paz en el corazón,
ni verá a los ratones agitarse
en torno de la caja de la avena.
Pues ya viene, el niño humano.
Al agua y la naturaleza
con un hada de la mano,
que el mundo lo llena el llanto más de lo que puedas creer.
Traducción de Antonio Rivero Taravillo, Pre-Textos, 2010.
No creo que sea su mejor poema, pero es muy representativo de esa manera de hacer típica del primer Yeats en la que aparecen paisaje y mitología irlandesa eficazmente entremezclados con el ambiente popular. Forma de construir que tanto ha gustado entre sus paisanos.
La versión musical más famosa de este poema es obra de Loreena McKennitt: