A veces queremos arropar tanto nuestros libros que acabamos hundiéndolos en un piélago de palabras que poco o nada le favorecen. Es lo que le ocurre a este hermoso
poemario escrito por Julia Enciso, que tiene un exceso de acompañamiento: prólogo, introducción, epílogo, solapas, contraportada. Esto, claro, es un gusto muy discutible. A mí me parece que es ahogar la expresión del autor; sin embargo, a otros les puede parecer muy deseable y supongo que todo autor novel quiere salir muy bien protegido al mercado de los libros.
Dejando a un lado los oropeles, el libro tiene fuerza y se deja leer con gusto. Se trata de poesía contemporánea de decir pausado y contenido, de fuerte carácter elegíaco y, por lo tanto, de ambiente nostálgico —
se canta lo que se pierde, decía Machado
—. La mayor parte de los poemas están escritos en verso libre, aunque no todos, y son de una longitud considerable, lo que puede parecer un asunto sin importancia, pero no es así, ya que a la forma de decir de la autora le conviene ese ritmo de río que se va deslizando perezoso, mientras nos va presentando imágenes que pasan mansamente ante nuestros ojos.
En este sentido hay que destacar aquellos poemas que reflexionan sobre el pasado, sobre la pérdida y sobre la propia intimidad. Es en este terreno donde la poeta alcanza, en mi opinión, los mejores resultados, donde la sentimos más próxima y sincera, quizá porque la mayoría somos capaces de hablar mejor de aquello que es más nuestro.
Os dejo una muestra:
REGÁLAME TIEMPO
A Miguel
Sí. Regálame tiempo
trenzado en el espacio
de nuestros sueños;
búscame en el quehacer
de lo concreto,
en el sabor agridulce de lo cotidiano.
No te ausentes cuando la vida va
dando pasos atrás.
Entreabre las brumas del ocaso;
deshaz la soledad
de un cansancio hecho de trabajos.
¡estéril y vana melancolía
regada en el hastío!
No dejes que un muro
de mármol apague las estrellas
ni que el abismo sepulte
las palabras.
Deja que el viento lleve los despojos
del llanto.
No seas hojas de otoño
como el ayer que se fue sin rumbo,
sin rumbo, a la deriva
en este mundo solitario.
A veces es difícil.
A veces es tarde para el regreso,
para volver a los días
azules.
pero volveremos a las voces
de la infancia,
a tensar el arco iris de los puentes,
a hilvanar, uno a uno,
los colores de los atardeceres
y los amaneceres.
Y la noria irá y volverá.
Y girará como enorme globo descalzo
cruzando solo un cielo de cartón.
¡A veces es difícil,
muchas veces es difícil vivir!
El libro podéis encontrarlo aquí.