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miércoles, 3 de septiembre de 2025

UN CUENTO DE JUAN GARAYAR

Esta mañana he recibido un cuento del amigo y narrador Juan Garayar. Lo publico tal y como lo recibo. Desconozco el origen de las imágenes que aparecen en él.

 

EL EMPERADOR QUE QUISO ABOLIR LA NOCHE

                    Para Bodo, Hochi, Pepe y Zaza, en nuestro segundo ágape




        En el verano del año 2015 Marisa y yo quisimos celebrar el 40 aniversario de mi salida de la cárcel y el fin de la Dictadura de Franco visitando Vietnam, país que ese mismo año celebraba el 40 aniversario de su victoria contra los norteamericanos y de la reunificación del país.

        Mientras recorríamos la senda arrocera de los Hmong a través de las montañas del norte, nuestro guía –quien, como hijo de un alto mando militar, durante la guerra había sido enviado a estudiar a La Habana, lejos de las bombas, y que hablaba un alegre español a la cubana–, nos amenizaba las comidas contándonos sus trapicheos en la Cuba de Castro o cosas tan sorprendentes como que los vietnamitas estaban agradecidos con los colonialistas franceses, que les habían construido el primer ferrocarril de toda Indochina; o que estaba agradecidos a los yanquis quienes, tras admitir su derrota, les habían mandando generosas ayudas y habían implantado en el país grandes fábricas gracias a las cuales ellos habían descubierto que existían las vacaciones pagadas; o cómo, tras vencer a los norteamericanos en el 75, ellos tuvieron que repeler las agresiones de los jémeres rojos de Camboya, hasta que invadieron este país y derrocaron al sanguinario Pol Pot; o cómo en 1979 repelieron la invasión de su país por parte de China. Pero recuerdo en especial el cuento que nos contó una noche de luna llena en la hermosa bahía de Halong: el cuento del emperador chino Qin Tan Dong, señor por entonces también de Vietnam, quien, al cumplir sus ochenta años y sentirse débil, pidió a sus astrónomos más sabios que dieran con la fórmula para detener el paso de los años y, así, burlar a la muerte; y cómo estos, tras permanecer un mes encerrados a pan y agua, encontraron la fórmula para lograrlo: abolir la noche.

        Dos fueron los argumentos que, según ellos, garantizaban la eficacia de esta fórmula:
Uno: que es la noche la que señala el final de cada día, final que miden los relojes y recogen los calendarios, marcando así el paso de los años.
Dos: que en la noche medran los ladrones y los asesinos, reinan las brujas y los diablos, y nos ronda la muerte.

        A la vista de ello, Qin dictó un Decreto Imperial que ordenaba destruir todos los relojes y calendarios, y condenaba a muerte a todo el que hiciera preguntas tan inconvenientes como las de “¿Qué hora es? ¿En qué día estamos? ¿Cuántos años tienes?” Y, para celebrar el inicio de la Nueva Era sin Noche, dispuso que siete días antes del día más largo del año, el del solsticio de verano, diez mil mensajeros imperiales recorrieran China clavando su Decreto en las puertas de todas las ciudades, pueblos y aldeas, escuelas y templos.

        Además, el Decreto Imperial establecía que la tarde del solsticio de verano se levantarían en todos los cruces de caminos, cumbres, plazas y patios escolares del Imperio, piras formadas por leña vieja, sobre las que se amontonarían cuantos calendarios y relojes hubiera en la zona y se ataría a la doncella más hermosa del lugar. Y, justo antes de que el sol se ocultara, se les pegaría fuego. Y este ritual debería repetirse un día tras otro, a lo largo de todo un mes si fuera preciso, hasta que el sol, deslumbrado por la fuerza de las hogueras, se parara, poniendo así fin al pasar de los días. Y establecía una excepción en el caso de las doncellas: se salvarían de la hoguera las cien bellas doncellas que, antes del solsticio, hubieran aceptado entrar a formar parte del harén del emperador.
 

***
        Llegó el solsticio de verano y, tras dos semanas de hogueras, ocurrió que el día amaneció con un sol tan luminoso que Qin, convencido de su victoria sobre la Noche, el Tiempo y la Muerte, ordenó preparar en palacio un gran banquete y, a media tarde, tras comer como un león y beber como un elefante, se retiró a su harén para disfrutar de sus cien nuevas esposas.

        Pero hete aquí que, avanzada la tarde, los consejeros imperiales advirtieron que el sol empezaba a declinar y los montes se teñían de sombras, siendo tal su pavor que ninguno se atrevió a informar de ello al emperador.

        Solo que, a esa hora, Dong, ahíto de licores, caricias y besos, quiso refrescar sus labios, por lo que pidió a su concubina preferida que le acercara un vaso de agua fresca, y esta, al ver que todas sus jarras estaban vacías, hizo llamar al aguador del harén, un joven eunuco ciego.

        Acudió el aguador hasta la puerta del gran salón con su pequeño burro portando dos garrafas llenas de agua fresca y, al salir la concubina con su jarra, quiso el azar –al que tanto le gusta burlarse de los sueños de los hombres–, que al abrir la puerta de la sala y entreabrir sus cortinas, el emperador se percatara de que estaba oscureciendo, por lo que hizo llamar a sus consejeros y, al decirle estos que quizás era simplemente que las hogueras se estaban consumiendo por falta de combustible –una vez agotados los calendarios, los relojes y las doncellas–, ordenó pegar fuego a todos los carros, palanquines y libros de China, salvo los de palacio.

        Y estaba el pregonero imperial leyendo el nuevo Decreto contra la Noche en la puerta del palacio, ante el que se había congregado de nuevo a los diez mil mensajeros que debían llevarlo hasta el último rincón del Imperio, cuando un viejo artesano farolero –al que se había llamado para llenar de luz el estrado desde el que el Emperador presidía el acto, y que llevaba sus farolillos a la espalda colgando de una caña de bambú–, al escuchar lo que vociferaba el pregonero, se atrevió a preguntar quién era el ignorante al que se le había ocurrido semejante estupidez, cuando hasta el último aldeano sabe que la noche es hermosa, que el tiempo es oro y que la muerte es justa, pues alcanza por igual al rico que al pobre, al señor y al esclavo. Y al saber que se trataba de un Decreto Imperial, el viejo exclamó que el emperador debía haberse vuelto loco para aprobar tan descabellado decreto. 

        —Si los hombres no tuviéramos la dicha de que, al final de cada día, llega la noche –precisó–, no solo moriríamos de fatiga al poco de nacer, sino que no podríamos admirar la belleza de la luna llena y la de la miríada de estrellas que iluminan el cielo, ni apreciaríamos que la Tierra es una mota de polvo en la inmensidad del Universo, ni entenderíamos que la muerte nos iguala a todos, seamos aldeanos o reyes, águilas o ratones. 
 


        Al oír lo dicho por el farolero, Tan montó en cólera, ordenó que lo arrojaran a sus pies y le exigió que se retractara de inmediato de sus palabras.

        —¡Estúpido! —bramó—. Si no lo haces, ordenaré arrancarte la lengua y los ojos. Y, si eso no basta, se los arrancaremos también a tu esposa y a tus hijos.

        —Señor –le respondió el viejo–. Yo soy viudo, mi única hija ha muerto en la hoguera y yo lo único que tengo en abundancia son mis años: ayer cumplí los cien. Así que si ha llegado mi hora, solo os pido una cosa: que me matéis una vez pasada la medianoche, pues hoy lucirá en el cielo estrellado una hermosa luna llena…

        El Emperador se ofuscó de tal modo ante la insolencia del artesano que empuñó su espada y le cortó la cabeza de un tajo, sin reparar en que, al desplomarse el anciano sobre el piso, los farolillos encendidos que llevaba colgando a su espalda rodarían por el suelo, estrellándose contra las alfombras de lino y los cortinones de seda del palacio. Y así ocurrió que en aquel seco día de verano, tras prender cortinones y alfombras, el palacio ardió por sus cuatro costados, pereciendo en el incendio el propio emperador con todas sus concubinas.

* * *
 
        La muerte del emperador no entristeció al pueblo. Al contrario. Tras el incendio, los astrónomos y artesanos se apresuraron a construir nuevos calendarios y relojes, y los niños y niñas volvieron a celebrar con alborozo sus cumpleaños y las fiestas del Año Nuevo.

        Mi primo alemán, Bodo –que conoce el chino y ha pasado meses en Pekín–, me ha contado que, en las noches del solsticio de verano, los trovadores de toda China cantan cómo aquel año, al ir a elegir al nuevo emperador, los consejeros no eligieron al más guapo, ni al más fuerte, ni al más rico, ni al más charlatán, ni al más iluminado, ni al más truhán, sino a un joven condenado a muerte por haber celebrado con su familia el primer año de su hija, el cual, al preguntarle cuál sería su primer decreto si era elegido emperador, les leyó un sencillo poema:


                                    El Tiempo es oro,

                                    y el reloj, su pregonero.

                                    ¡Cuídalo!

                                    El Día y la Noche son inseparables,

                                    y son igual de hermosos.

                                    ¡Goza de ambos!

                                    La Muerte es equitativa:

                                    nos trata a todos por igual.

                                    ¡Acéptala!

                                    El Amor es el sol que ilumina nuestra Vida.

                                    ¡Ama a todos cuantos te rodean,

                                    mortales como tú!


        A las gentes les encantó el pequeño poema y quisieron nombrarlo emperador, solo que la víspera de la coronación, el hijo más ladino de Qin Tan Dong envenenó al joven y se autoproclamó emperador.

        Pocos saben que, al conocer el crimen, Li, el aguador decidió escapar de Pekín a lomos de su burro y que, tras recorrer la Ruta de la Seda, buscó refugio en el Bidasoa, en nuestra Isla de la Paz; y que fue él quien nos enseñó a los vascos a organizar festivales de fuegos artificiales en la noche del solsticio de verano, como se hace en China.

¡Eta hori hala ez ba zan / sar dadila kalabazan!

(Y si no fue así / mételo en una calabaza)


* * *

Nota final
: cada país sufre a sus propios líderes alocados.

        Nosotros tuvimos aquí, entre otros, a Franquito Voz de pito, un general sanguinario que, tras advertir que el gran Cervantes escribió El Quijote solo con su mano derecha –un tiro le destrozó la izquierda en Lepanto-, y que el gran Blas de Lezo venció a los ingleses pese a haber perdido su brazo y su ojo izquierdos, dedujo que la Izquierda era un estorbo inútil y que era la Derecha la única que podía recuperar la perdida Grandeza Imperial de España, por lo que, tras alzarse en armas contra la República en 1936 para liquidar a todas las Izquierdas –a sus líderes, pensadores, artistas, poetas y a sus gentes–, una vez aniquiladas estas en aquella “Guerra del millón de muertos y exiliados” de la que él salió entronado como Caudillo Único, decretó que se taponara la oreja izquierda y el ojo izquierdo a todos los españolitos.

        Menos mal que, tras mil peleas y pulsos con ambos brazos y, una vez muerto el perro, se acabó la rabia, y que hoy aquí podemos volver a contemplar el Universo con nuestros dos ojos, a percibir los sonidos del mundo y las palabras de las gentes con nuestros dos oídos, y a trabajar, amar y crear con nuestras dos manos.

Juan G. 3-09-2025

***



Fuente: Wikipedia
Mapa de los conflictos armados en curso (número de muertes violentas en el año actual o anterior):      Guerras mayores (10 000 o más). Palestina, Ucrania, Sudán, Etiopía, Myanmar (Birmania).      Guerras menores (1 000–9 999).      Conflictos (100–999).     Escaramuzas y enfrentamientos (1–99).

viernes, 17 de enero de 2025

MATERIAL GIRLS, Kathleen Stock

Editorial
Traducción: Irene Jové
La generosidad de Jaime Aspiunza, doctor en filosofía y traductor de Nietzsche, me ha permitido publicar aquí este trabajo que, por actualidad e importancia, merece ser leído con detenimiento. Espero que os resulte tan interesante como a mí.

Curioseando en la doctrina woke, me encontré el libro de Kathleen Stock, Material Girls, o de la importancia de la realidad para el feminismo. El libro, magnífico, es un esmerado análisis y desmontaje del supuesto feminismo de la teoría de la identidad de género, la defensa a ultranza de lo transgénero aun en detrimento de la consideración y respeto del sexo, es decir, la ideología que está detrás de la llamada Ley Trans (Ley 4/2023, 28 de febrero, publicada en el BOE del 1 de marzo de 2023).

Lo que sigue es un extracto pergeñado para una charla pronunciada ante jóvenes de entre 16 y 18 años. Como todos los ciudadanos, los jóvenes de esa edad se ven sometidos a una propaganda maniquea, con la diferencia, no obstante, de que a veces está incluida en los propios programas de algunas asignaturas, con lo que se les quiere hacer creer que es cuestión de conocimiento, cuando –como espero se vea– no pasa de ser filosofía de baratillo.

Kathleen Stock ha sido Profesora de Filosofía en la Universidad de Sussex hasta octubre de 2021, cuando ella misma abandonó el puesto tras una furiosa campaña de persecución por parte de un grupo organizado de estudiantes, un sindicato universitario y una buena parte de sus colegas que, por supuesto –no disponen de más argumentario–, la acusaban de tránsfoba.

Creo que ella permite distinguir muy bien lo que sería el rechazo de las personas trans, que para nada defiende, y el rechazo de un discurso disparatado que se arroga –falsamente– la exclusiva defensa de los intereses de la comunidad trans.


Voy a hablar de género, en particular de la llamada identidad de género.

La tesis, el argumento que defiendo: Las personas trans merecen vivir sin miedo, merecen leyes y políticas que las protejan adecuadamente de la discriminación y la violencia. Pero las leyes y las políticas basadas en la identidad de género no son el camino correcto.


Cuatro axiomas del activismo trans:

«1. Tú y yo, y todo el mundo, tenemos un estado interior de gran importancia llamado identidad de género.

«2. Para algunas personas, la identidad de género interior no coincide con el sexo biológico –masculino o femenino– que los médicos les asignaron al nacer. Son las personas trans.

«3. La identidad de género, y no el sexo biológico, es lo que te hace ser hombre o mujer (o ninguno de los dos).

«4. La existencia de personas trans nos genera una obligación moral a todos: la de reconocer y proteger legalmente la identidad de género y no el sexo biológico.»


Estos axiomas o principios no son fruto de la observación o la investigación, son creencias, ocurrencias y hasta disparates.

Muchas personas trans asumen que la existencia y el reconocimiento de sus derechos políticos y legales dependen de que la teoría de la identidad de género se dé por buena, y eso es lo que voy a demostrar que es una equivocación, que es falso y perjudicial.

La imposición de la teoría de la identidad de género en nuestras leyes está causando un daño material a muchas personas, incluidas personas trans.

La teoría de la identidad de género no solo afirma que la identidad de género existe, es fundamental y debe ser protegida legal y políticamente. También dice que el sexo biológico es irrelevante y no necesita esa protección legal. Que la identidad de género –en una supuesta lucha– debe imponerse al sexo biológico.


¿Por qué habría que elegir entre sexo e identidad de género?


Veamos primero qué es el sexo, los sexos:

¿Cómo distinguimos los sexos?: más allá de algunos criterios médicos o biológicos (cromosomas, gametos), la manera como entendemos en general los conceptos de «macho» y «hembra» se puede explicitar del siguiente modo.

«Macho» y «hembra» remiten a un conjunto relativamente estable de características morfológicas a las que se suman los mecanismos subyacentes que producen esas características. — Ahora bien, para dejar lugar a la innegable diversidad genética y morfológica existentes, lo fundamental es que ninguna característica concreta del conjunto, ni ningún mecanismo subyacente, se considera esencial para la pertenencia de un individuo a la especie. Basta con que haya suficientes.

La mayoría de la gente tendrá todas las características…, pero ¡no todos, sin que por eso sea nadie menos macho o menos hembra!

No es que los rasgos observables constituyan el sexo, pero sí es cierto que se suele hacer hincapié en ellos.


J. Butler –se le suele atribuir– postula la «construcción social del sexo»: lo que significa que
1) no hay una división natural del sexo
2) «macho» y «hembra» no son más que una codificación social contingente y arbitraria.

La proposición 1 es antiintuitiva, es decir, miramos y vemos diferencias sexuales; dicha proposición no proviene, por tanto, de la observación. (Los defensores del constructivismo suelen responder que nuestra mirada no es inocente, que está ya pervertida del insoslayable y constrictivo discurso social: la nuestra. La suya…, la suya ¡no logra desengancharse!... del insoslayable y constrictivo discurso social.)

La proposición 1 proviene de un par de ideas «filosóficas» sacadas de quicio, exageradas, pero insostenibles:
a) que el lenguaje no refleja lo existente, no se refiere a una realidad previa, sino que “produce” o “construye” la realidad. — Es cierto que la realidad simbólica –lo social, lo político– está en buena medida elaborada mediante el lenguaje, pero si algo es referente ineludible del lenguaje lo es el cuerpo, y los cuerpos humanos son sexuados. Si no fuera así, no existiría, por ej., la medicina;
b) que cualquier teoría binaria de los sexos ha de ser inevitablemente “normativa” y, por lo tanto, “excluyente”. — Los conceptos de «macho» y «hembra» que he propuesto arriba no contienen normas; que haya habido, y siga habiéndola, exclusión no tiene que ver con los conceptos que dan cuenta de la diversidad hallada en la naturaleza, sino con el mal uso, prejuicioso que de ellos se haga.

Así, dicha «construcción social del sexo» es un poco simplista y conspiranoica, adolescente. — Por el éxito que tiene, sin embargo, debe de ser también muy seductora, como si nos trajera a la luz una «verdad profunda».


El modelo binario no implica determinismo biológico, como tantas veces se le atribuye; así pues, para no caer en el determinismo biológico, no hace falta prescindir del modelo binario.


En definitiva, hay una división natural de sexos en machos y hembras: más del 99% son lo uno o lo otro. De ahí que sea erróneo –y tramposo– decir que el sexo se «asigna» — el sexo se percibe, se reconoce en el recién nacido.

Solo 1,8 de cada 10.000 son intersexuales; solo 1,2 de cada 100.000 son hermafroditas.


Y es que el sexo tiene importancia, una importancia fundamental: en primer lugar, porque sin sexo el ser humano habría desaparecido, ni siquiera existiría; en segundo –no me puedo extender aquí–, por su relevancia en la medicina, en el deporte, en la orientación sexual y en los efectos sociales de la heterosexualidad.




Veamos ahora qué es la identidad de género.1

La noción apareció en los años sesenta (J. Money, R. Stoller). Hoy en día se entiende que es lo que nos hace ser hombre o mujer; si coincide con el sexo, cis-; si no, trans-género. En la legislación ha llegado a sustituir al sexo, por medio de la simple declaración de dicha identidad.

Tener una identidad de género que no se corresponde con el sexo, es algo que la sociedad –se dice– debería respetar. Y estamos de acuerdo. — Cosa distinta son algunas de las consecuencias que de dicho respeto se deducen.

La identidad de género –se nos dice– es la vivencia interna, psicológica de una identidad masculina o femenina. Como apuntaba al principio, se supone que todos tenemos esa identidad.

La forma más elemental de entenderlo suele ser considerar que es algo innato, una parte estable y persistente del yo, que determina quién soy “realmente”; una especie de núcleo, de esencia. Vendría temprano a la conciencia (para los dos, tres o cuatro años), del mismo modo que descubrimos de niños si tenemos pito o rajita.

Tomado al pie de la letra, este modelo parece justificar la creciente importancia jurídica y política de la identidad de género. Y, como además es algo que solo uno mismo puede conocer, requeriría un enfoque “afirmativo” por parte de los profesionales, es decir, que se preste atención a quienes dicen tener una identidad de género desajustada.



¿Es verdaderamente innata? ¿Está la identidad de género en el cerebro, como se sugiere? ¿Es un hecho innato, permanente y estructural del cerebro? — Parece bastante dudoso.

Por de pronto, las personas que no son trans no tienen ni idea de lo que sea identidad de género: saben cuál es su sexo, y no porque tengan una conciencia especial dedicada al sexo, sino porque llevan viéndolo y viviéndolo desde niños.

Solo cuando hay discrepancia, cuando uno sufre a causa de ella, parece que tenemos necesidad de hablar de la identidad de género. — Ni siquiera siempre: hay muchas personas no trans que están descontentas con su sexo, y no por eso se convierten en trans, es decir, sienten ser de otro sexo.

Tal vez solo pueda haber identidades de género desajustadas en relación con el sexo, y no ajustadas. De donde se deduce que la identidad de género no puede ser algo estructural, algo dado en el cerebro, o en el cuerpo humano. — Del mismo modo que no tiene sentido pensar que hay una conciencia específica de nuestra tendencia política, o de nuestros gustos, etc.



Que la identidad de género esté influida por la biología –hay diferencias entre los cerebros masculinos y los femeninos–, no significa que sea innata, es decir, que esté «programada» en una parte del cerebro. Y, desde luego, que haya un acceso directo de la conciencia a dicho programa, es aún más impensable.



Otro modelo de la identidad de género es el de la teoría queer, muy citada y muy afamada. Se suele remitir a Butler, lo que es muy poco plausible: ¡que Butler hable de desajuste entre sexo y género!

La teoría queer es más una propuesta política que otra cosa, de donde se deriva su problema principal: en su intención de rarificar la situación, de hacer saltar por lo aires las estructuras sociales — olvida la importancia de lo psicológico, de lo personal. Como dice Jay Prosser, un profesor trans inglés: «y si hay transexuales que lo único que buscan no es ser “performativos” [es decir, actores o activistas políticos], sino simple y llanamente ser».

Otro de su motivos es la difuminación y multiplicación de identidades –desde no binario hasta las 58 que propone Facebook, pasando por «semifluido» y «pangénero»–; la cosa es curiosa, si se quiere, pero tiene límites muy serios. No porque nos inventemos una palabra sabemos cuál es su referente real. Al alejarnos de lo que conocemos de verdad –macho o hembra, hombre o mujer– se pierde el sentido.



La teoría de la identidad de género, al prescindir de la biología y de la psicología, postulando una mítica identidad prescrita antes del nacimiento, es incapaz de explicar cómo se llega a estar en discrepancia con el propio sexo hasta el punto de desear cambiarlo o de sentirse más cercano al otro.

No puedo extenderme. Baste con señalar algo obvio: no hay identidad dada sino un proceso activo de identificación con el propio sexo o con el otro. Y esa identificación se da tanto de manera consciente como inconsciente. Por eso, vamos con el tiempo descubriendo cómo nos sentimos en relación al propio cuerpo.

El psiquiatra Az Hakeem describe en su libro Trans, p. 52, cómo observa en los clientes que desarrollan identidades de género desajustadas una trayectoria característica que va desde
[1] “un primer signo o síntoma de que algo no va bien” y un “cambio de humor” hasta un
[2] “periodo de búsqueda de significado tras la experiencia de cambio en el yo” y, finalmente, un
[3] “cambio experimentado en el yo atribuido a la identidad de género”. A esto le sigue una
[4a] “creciente preocupación por la identidad de género”, una
[b] “atribución retrospectiva del género como causa de los problemas en la vida” y una
[c] “mayor conciencia del género en la vida cotidiana en relación con uno mismo y con los demás”.


La identificación puede ser disfuncional, pero también puede ser una gran fuente de valor y significado.

Esta manera de entender la identidad de género permite atender la infinidad de casos diferentes que se encuentran. Una identidad de género desajustada no es necesariamente algo contra lo que haya que luchar. Son muchos los aspectos negativos de nuestra vida que, asumidos, le dan su riqueza y particularidad.

Por eso, frente a la propaganda del activismo, que desea ver disforia de género por todas partes, una de las críticas principales que se debe hacer es la absoluta irresponsabilidad, perniciosa y aun perversa, de quienes en los niños que juegan con juguetes asociados al otro sexo o llevan su ropa ven un síntoma indiscutible de identidad trans. — En los niños, más aún en el caso de los infantes, que están formando sus conceptos básicos, no hay conciencia de lo que es ropa de niño o de niña, y menos de lo que es ser niño o niña.

Lo mismo se puede decir de los problemas de la pubertad o la adolescencia: las dudas, los conflictos con la propia sexualidad no necesariamente implican disforia de género. Y también de otros problemas de salud mental.

Más razonable parece esperar: Si un niño se siente atraído por el mismo sexo, en la adolescencia la confusión puede crecer y es probable que su imagen de sí mismo se tambalee ante la presión de la familia, los amigos y la sociedad en general. Cuando hay tanto en juego, lo mejor es “estar a la espera” para ver si las cosas siguen igual o cambian. La intensa identificación inicial con un ideal de sexo opuesto o andrógino puede transformarse en muchos casos en otra cosa.



¿Qué es ser mujer?

La cuestión de si las mujeres trans se pueden considerar mujeres en sentido estricto se ha vuelto muy tóxica. — La respuesta negativa se toma «como un intento de “borrar” a las personas trans», ignorando que lo único que se pregunta es cómo clasificarlas.

Eso por un lado. Por el otro, resulta que si vence el activismo trans, es la mujer la que resulta borrada.

De ahí la importancia de saber qué es ser mujer. Dicho de otro modo, cuáles son los conceptos públicos de mujer y de hombre.


Un concepto no es el fruto de una decisión arbitraria tomada por un comité de poderosos, pero tampoco depende de la opinión de uno. No nos preguntamos por lo que deberían ser la feminidad y la masculinidad, sino por lo que son. — ¿Qué se entiende por ser mujer?

Lo que voy a hacer es analizar un concepto. — Los conceptos son herramientas cognitivas que, cuando funcionan bien, nos ayudan a gestionar el mundo en el que vivimos de manera más efectiva, a percibir diferentes tipos de cosas y hacer distinciones entre ellas, en relación con los intereses que podamos tener.

Hay conceptos de cosas en sentido estricto, y decimos que poseemos el concepto cuando somos capaces de identificar esa cosa de manera fiable: setas comestibles y venenosas, hambre o ansiedad, etc. También hay conceptos de cosas no perceptibles –bondad, democracia, amistad, la propia identidad de género, etc.–; en este caso, una prueba de que se manejan dichos conceptos es hablar con coherencia de ellas en diversos contextos, empleando palabras específicas referidas a dicha cosa que los demás puedan reconocer. — Lo que se intenta hacer en una clase de filosofía.

Los conceptos los creamos en respuesta a los intereses humanos, eso es cierto; por eso no tenemos conceptos para referirnos, por ej., a las cosas que duran más de tres años: ¿para qué? Pero el que respondan a intereses humanos no significa que los conceptos no seleccionen también divisiones reales ya existentes en el mundo. Los conceptos, cuando funcionan bien, seleccionan lo que ya existe.

Insisto, los conceptos seleccionan, no crean las cosas, como pretende el constructivismo.

A veces resulta que un concepto no funciona bien. En los casos más extremos, se descubre que un concepto no se refiere a nada real. Por ej., la supuesta noción biológica de Raza: ¡eso no existe!, luego no deberían sacarse conclusiones a partir de ella.

Así pues, el análisis conceptual –característico del pensamiento filosófico– implica prestar atención tanto a los conceptos y el lenguaje como a la naturaleza de las cosas.



El concepto de «mujer»

La teoría de la identidad de género nos dice que lo que nos define como hombre o mujer no es el sexo, sino la identidad de género. Se están proponiendo ahí interpretaciones radicalmente modificadas de los conceptos ya existentes de mujer y de hombre.

Desde siempre, estos conceptos se han entendido de la siguiente manera:
‘mujer: hembra humana adulta’; ‘hombre: macho humano adulto’;
ahora, ‘mujer: ser humano adulto con identidad de género femenina (le hayan “asignado” el sexo hombre o mujer)’; ‘hombre: ser humano adulto con identidad de género masculina (le hayan “asignado” el sexo hombre o mujer)’».
Y se pretende dejar de lado, olvidar los conceptos tradicionales.

Aun cuando tengamos en cuenta el interés de la identidad de género, no se pueden definir mujer y hombre en términos de la identidad de género. — ¿Por qué?

Hay una mitad de la población, la de sexo femenino, a la que le suceden cosas particulares justamente por su sexo –desde tener hijos a ser discriminadas en el trabajo–, y hace falta un concepto con que referirnos a ese grupo, que es el tradicional de mujer. Y esto es especialmente cierto cuando los objetivos son feministas. — De ahí el que el feminismo de la identidad de género no se ocupe ya de la mujer.

Hay otros conceptos que se basan en el de mujer, como son los relativos a las diversas edades de la mujer: niña, abuela, etc.

Aún más importante es que dichos conceptos se refieren a seres que, la mayoría de las veces, pueden identificarse como tales por medio de la percepción. — Los conceptos basados en la identidad de género niegan la validez de la percepción, borran la realidad en uno de sus aspectos esenciales y primarios.

Está demostrado que hay una estrecha relación entre la percepción y la adquisición de algunos conceptos. mujer y hombre se adquieren normalmente en parte a través de la vista y el oído. La mayoría de los niños adquieren una idea de cómo usar estos conceptos cuando se les señalan mujeres y hombres por la calle, en casa o en libros ilustrados. — Es imposible extirpar ese conocimiento y esa experiencia del alma humana. Negarlos solo provoca confusión.

De hecho, aunque la identidad de género quiera ser un estado psicológico interno que no tiene correlación directa con la apariencia externa, lo cierto es que si hay identidad de género femenina o masculina es porque previamente ya sabemos lo que es ser hombre o mujer. — En realidad, hace trampa la teoría ya que la identidad de género remite inevitablemente al sexo, por más que pretenda negarlo.


Suelen decir los activistas trans que las personas cis deben ser “más amables”, y “renunciar” a los conceptos de mujer y hombre (como si los demás nos aferráramos a estas palabras por rencor, para hacerles daño). — No hay nada de eso: es que ¡son necesarias!

K. Stock propone añadir a nuestro vocabulario colectivo otros conceptos que representen al “humano adulto con identidad de género femenina” y al “humano adulto con identidad de género masculina”; esos conceptos no serían excluyentes, sino que clasificarían a las personas en categorías cruzadas. Las mujeres podrían ser humanos adultos con identidades de género masculino, y los hombres podrían ser humanos adultos con identidades de género femenino. Cada uno de nosotros puede clasificarse en varias categorías a la vez.

De lo que no se puede prescindir es de los conceptos tradicionales de mujer y hombre. — Además, la propuesta trans implica un fuerte desprecio de las mujeres, ya que en ella ¡resultan ser más importantes unos machos con identidad de género femenina que las mujeres!



En resumen: pretender que existe en nuestros cuerpos o en nuestras mentes algo así como la identidad de género y que por obra y gracia de tal elemento básico el sexo dejaría de tener relevancia es un sinsentido, puesto que la dichosa identidad de género –fruto de un proceso conflictivo de identificación, esto es, de formación de dicha identidad– solo surge en discrepancia con el sexo. Así pues, identidad de género o identidad sexual y sexo están por definición vinculados.

Se encuadra, eso sí, dentro de esa delirante tendencia de la época a despreciar el cuerpo en cuanto sustrato imprescindible de nuestro ser humanos, versión informacional o digital del antiguo gnosticismo: ese creer que somos fundamentalmente mente y que por ello podríamos en cualquier momento prescindir de ese soporte material tan imperfecto que son nuestros cuerpos.

Les guste o no, una cosa está clara: somos –los humanos– cuerpo, cuerpo animado, espirituoso o psicofísico, pero siempre cuerpo. Y si algún día dejamos de serlo, dejaremos de ser humanos. En cualquier caso, las fantasías al respecto, por mucho que vendan, no pasan de ser fantasías, fantasmagorías, falsas ilusiones, embustes. Y no hay que confundir el rigor intelectual con el marketing y la propaganda.

Las peligrosas consecuencias de todo este juego de poder: como mínimo, bajo la pretensión de proteger a personas, muy poquitas, terriblemente perseguidas, provocar confusión en muchas, en particular entre los más jóvenes. Más graves, ciertamente, la ignorancia e irresponsabilidad con que se ha estado invitando a que se resuelva cualquier conflicto aparente o real supuestamente ligado a la identidad sexual por medio de la transición al otro sexo; en última instancia, la contaminación o, mejor, perversión del ideario feminista al derivar el sujeto de sus reivindicaciones de la mujer en sentido estricto a la persona trans con identidad de mujer, esto es, al hombre con identidad de mujer.



Kathleen Stock, Material Girls. Por qué la realidad es importante para el feminismo, trad. de Irene Jové, Shackleton Books, 2022

1 Ley trans: «identidad sexual»: ‘Vivencia interna e individual del sexo tal y como cada persona la siente y autodefine’ (art. 3).

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Me congratulo del anuncio de tregua en Palestina.

miércoles, 10 de enero de 2024

NERVAL, Las quimeras y la música de IVAN GM


Para Ivan G.M. y para el grupo de las tertulias 


No siempre salen las cosas como las tenemos planeadas y ayer, durante la tertulia poética, no pudimos disfrutar de la música que Iván había compuesto para hacer que Las Quimeras nervalianas sonaran más quiméricas y menos solas. Con el ánimo de resarcirme y de hacer honor a lo que el músico había preparado a costa de perder horas de su sueño para ambientar unos sonetos que él no había visto y de los que tan solo le había dado unas brevísimas indicaciones, he realizado la grabación en casa. 

De los doce poemas que componen Las Quimeras he recogido el primero y el más conocido de todos ellos, "El Desdichado", los cinco de "Cristo en los olivos" y el último, "Versos dorados", en el que es donde se hace más explícita la forma del entender el mundo que tenía el poeta francés. 

Espero que esta grabación pueda servir para completar la tertulia de ayer y para dar las gracias públicamente al enorme trabajo que se tomó el músico para acompañar unos textos a los que tan acertadamente musicó sin haber tenido la oportunidad de conocerlos. Gracias, Iván, yo creo que si Nerval llegara a conocer este audio daría su consentimiento.

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viernes, 7 de julio de 2023

EL CIELO NOCTURNO EN LA CÁMARA DE ALAIN PAGOAGA

Tormenta sobre el Cantábrico desde la playa de Hendaya con el faro de Higuer a la izquierda.

Coincidí el miércoles con Alain Pagoaga y entre tema y tema surgió el de su dedicación a la fotografía nocturna. Me mandó algunas y yo le pedí permiso para publicarlas y anotarlas. Las dos primeras no necesitan nada más que indicar qué parte del mundo aparece en ellas por si alguien que no conozca el entorno de la bahía de Txingudi pasa por aquí. Los relámpagos, perfectamente captados, son suficientemente expresivos como para llenarnos de admiración.

Tormenta sobre San Marcial.

En las que vienen a continuación, en cambio, creo que es conveniente aportar alguna indicación para disfrutarlas un poquito más, aunque ellas ya son bellísimas de por sí. 

La primera corresponde al 18 de julio de 2020. Aquel mes nos visitó el cometa Neowise, y muchos acudimos a los montes de la zona para poder verlo. Sobre la fotografía de Alain he unido las estrellas que forman las constelaciones de Leo Minor y Lynx. Son estrellas muy débiles y difíciles de ver si no se dispone de un cielo muy oscuro. También se pueden ver algunas estrellas de Leo, Osa Mayor y la Jirafa (Camelopardalis), pero no todas y, desde luego, no las más brillantes ni características, que son con las que hacemos los imaginarios dibujos identificativos.

C/2020 F3 (NEOWISE) sobre el mar, visto desde el monte Jaizkibel.

En la siguiente aparecen las siempre bellísimas Pléyades, pero la mayor parte de la constelación de Tauro, a la que pertenecen, se encuentra tapada por la nubes y la contaminación lumínica. A la izquierda se puede ver el lado más identificativo de la constelación de Auriga con sus dos estrellas más brillantes. En medio y en la parte superior aparece el brazo de la constelación de Perseo.

Cielo nocturno sobre Orthez, visto desde la falda del monte Orhi.

En la última que recojo, aunque tal vez no sea la fotografía más llamativa ni la más espectacular, es la que a mí más me gusta por la enorme sorpresa que guarda. 

Corresponde al cielo del 8 de octubre de 2020 y es la que más tiempo me ha ocupado en identificar lo que en ella podemos ver. Todo empezó a ser más fácil una vez que me aseguré de que el punto brillante mayor correspondía a Marte. A partir de ahí fue relativamente sencillo dar con Diphda (Deneb Kaitos), la más brillante de la constelación de Ballena (Cetus), una constelación que también necesita cielos muy oscuros y cierta experiencia para localizarla. Desde la Ballena fácil era llegar hasta Fomalhaut, la única estrella de Piscis que se distingue con facilidad. Pero la felicidad llegó cuando localicé al siempre escurridizo Neptuno¡Alain lo había recogido con su cámara!—. Identificarlo fue posible gracias a las cuatro estrellitas de Acuario que se ven a su derecha. 

Cielo nocturno mirando hacia el sur.


¡Merci beaucoup, Alain! 
Cette photo est comme un cadeau personnel pour moi.

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sábado, 30 de enero de 2021

SANTA RITA, un delicioso cuento de Kate Apeatu

—¿Qué os apetece hacer hoy, niños? —preguntó tras haberse presentado.

A Rita la habían contratado ese curso para ser la tutora de quinto de primaria del colegio Nuestra Señora de los Milagros. Plantada en medio de la clase con su eléctrica melena de rizos dorados, su cuerpo menudo y unos expresivos ojos color azul cielo, invitaba a sus nuevos alumnos a preguntar, a participar.

A los alumnos de quinto de primaria ningún profesor les había formulado esa pregunta antes. Los pilló por sorpresa. Así que se quedaron pasmados, sin saber muy bien qué responder.

—Si no se os ocurre nada mejor, ¿qué os parece si salimos al patio e intentamos trepar a ese enorme roble que he visto junto al campo de fútbol? Y después…, como todavía hace calor y el suelo está seco…, podríamos hacer una exhibición de volteretas y acrobacias sobre la hierba.

Los niños se miraron los unos a los otros como si hubieran visto un extraterrestre cabalgando sobre un unicornio. No podían creer que una profesora les estuviera proponiendo un plan tan absolutamente extraordinario. Pero, en seguida, se sacudieron la sorpresa de encima, encendieron sus sonrisas y se pusieron en marcha para disfrutar de la primera de muchas mañanas alucinantes con su nueva maestra.

A la mañana siguiente, Rita volvió a sorprenderlos:

—No soy muy amiga de los libros de texto. Son, en su mayor parte, aburridos, por no decir insufribles. Y uno de mis lemas es “¿Leer? Siempre por placer, por la mañana o al atardecer”. O sea que, a partir de ahora, podéis dejar los tochos de Lengua, Matemáticas, Historia y demás asignaturas en casa, porque no los vamos a utilizar. Vuestras pobres espaldas lo agradecerán.

—¿Y cómo vamos a aprender si dejamos los libros en casa? ¿Se sabe usted todos los temas de memoria? —preguntó Pablo, uno de los alumnos más disciplinados de la clase.

—Pablo, ¿verdad? Tutéame, por favor. Y no, no tengo todo el temario almacenado en la memoria, pero no te preocupes. Vamos a aprender muchísimas cosas, especialmente sobre temas que os puedan interesar. Para empezar, hoy os he traído un artículo súper emocionante sobre la última expedición en busca del monstruo del Lago Ness. Estoy segura de que al final del día descubrirás que tu conocimiento se ha enriquecido sustancialmente ¡Y sin necesidad de aburrirte soberanamente!

Rita ilustró muchos de los puntos del artículo con diapositivas, vídeos cortos, canciones e incluso fotos. Y así, ese día, los niños se trasladaron mentalmente a Escocia. Caminaron por sus frondosos valles y colinas, llamaron a las puertas de sus imponentes y misteriosos castillos y se asomaron con vértigo y curiosidad a sus escarpados acantilados. Rita les contó apasionantes leyendas sobre hadas, fantasmas, islas mágicas e incluso una pareja de caníbales. También aprendieron sobre gastronomía escocesa y sobre algunos de los hitos más importantes de su historia.

El tercer día de clase, Marina, quien era la más reflexiva e inquisitiva del grupo, no pudo contener más su curiosidad y disparó:

—Rita, eres tan diferente a los demás profesores… Nunca había conocido a un profesor ¡qué digo! a un adulto tan divertido, amable y alegre como tú. Y me intriga mucho. Sé que es una pregunta muy rara y quizás no tengas la respuesta, pero ¿por qué?, ¿cómo eres así de estupenda?

—Verás, Marina, la cuestión es que, a diferencia de muchos adultos, nunca he olvidado a la niña que fui. Vive dentro de mí, en una estrecha colaboración con la mujer en quien me he convertido. Y de pequeña, como alumna, me aburría como una ostra en el colegio. Siempre hacíamos las mismas actividades, de la misma manera. Todo consistía en aprender parrafadas de memoria, repetirlas como loritos y hacer muchos, muchísimos deberes. Apenas nos quedaba tiempo para jugar. Los días se me hacían larguísimos, interminables. Mientras los profesores soltaban sus chapas, se me ocurrían un montón de cosas divertidas que podríamos hacer y sobre las que podríamos aprender en clase, pero yo solo era una niña y no tenía ni voz ni voto. Por eso, cuando terminé el instituto, decidí estudiar magisterio en la universidad para convertirme en maestra. Para poder hacer como profesora lo que no pude hacer como alumna.

Durante los siguientes meses, Rita y sus alumnos leyeron un sinfín de textos de lo más variado, que a los niños siempre les resultaban tremendamente interesantes y entretenidos. En más de una ocasión, incluso acabaron llorando de la risa.

Uno de los más divertidos fue "Román, cuestión de bellotas". Trataba sobre un cerdo de raza ibérica que se había convertido en el primer cerdo futbolista de la historia. También les encantó "El atlas de las maravillas escondidas", gracias al cual supieron de la existencia de las prodigiosas Cataratas de Chocolate Caliente, ubicadas en la más remota espesura de la selva amazónica. El Atlas también contenía información sobre la indómita montaña Dwumbuzu, donde las diferentes especies animales que la habitaban habían formado una alianza para impedir que los humanos la colonizaran y saquearan sus riquezas ¿Y cómo olvidar a los Siempreverde? Una milenaria y misteriosa tribu de América del Sur que había construido un poblado invisible en las copas de los árboles.

Leyeron de todo: cuentos, relatos, leyendas y canciones. A veces, Rita les traía algún cuento curioso, siempre de una cultura diferente, porque sostenía que era necesario abrir la mente y el corazón al resto del mundo. Otras veces, elegía un tema y entre todos inventaban una historia. Cuando los notaba un poco cansados o desanimados, sacaba la artillería pesada: el karaoke.

En las lecciones de ciencias, realizaron un buen número de experimentos de toda índole, desde cultivar varios tipos de hongos y bacterias a intentar diseñar y montar un robot humanoide. Intentaron armar un pequeño cohete y fabricar chicle. No con todos sus proyectos obtenían el resultado esperado, pero nunca faltaban la diversión y el aprendizaje.

Siempre que se lo permitían, sacaba a sus alumnos al patio o a la calle y, en un par de meses, habían hecho más salidas y excursiones que en todos los cursos anteriores juntos. Fueron al Palacio de Nieve y a la Cascada de los Valientes. Visitaron el Museo de los Juguetes Antiguos y Modernos, la fábrica de helados del pueblo vecino y la escuela para futuros magos y artistas. Disfrutaron de una deliciosa caminata por el Parque de las Ardillas Voladoras y salieron de acampada no en una, sino en dos ocasiones.

Sin embargo, lo que más gustaba a toda la clase, con diferencia, era una asignatura que Rita bautizó como “Bienestar”. Según ella, esta asignatura era la más importante de todas, la única que era indispensable aprobar. Durante las lecciones de Bienestar se dedicaban a charlar sobre sus inquietudes, sus sueños y preocupaciones. Si alguien se sentía triste, enojado, inquieto, avergonzado…, tenía la oportunidad de compartirlo con el grupo. Si se había producido alguna riña entre compañeros, o alguno de los alumnos había tenido un conflicto en casa, entre todos intentaban buscar una solución. Rita les enseñó a ponerse en el lugar del otro, a escuchar con atención y sin prejuicios y a prestar atención a los sentimientos propios y ajenos. Siempre salían de esa clase con una gran sensación de calma y confianza.

Algunas tardes lluviosas, Rita llevaba un par de bolsas repletas de chucherías, se saltaba olímpicamente el horario y se dedicaban a ver películas o a contar chistes y anécdotas.

Los alumnos de Rita saboreaban hasta el último segundo que pasaban en la escuela. El momento más amargo de la semana llegaba el viernes a las cinco de la tarde, cuando sonaba el timbre que anunciaba el final de la jornada escolar. Nunca un fin de semana se les había hecho tan largo.

Desafortunadamente, no todos apreciaban la labor de Rita del mismo modo en que lo hacían sus alumnos. El resto de los profesores del colegio criticaban sus métodos e ideas. Aseguraban que los alumnos no podían estar aprendiendo gran cosa sin libros de texto ni deberes. Y decían que los juegos, salidas y demás pamplinas distraían a los alumnos de lo verdaderamente importante y alteraban el orden del centro. Con estas y otras quejas, acudían periódicamente al despacho de la directora.

A la presión del profesorado, se sumaban la desconfianza y el descontento de los padres más estrictos, quienes estaban convencidos de que el hecho de que sus hijos se lo pasaran tan bien en el colegio no podía ser una buena señal. Simplemente, no podían concebir que la educación y la diversión fueran de la mano.

De este modo, pocos días antes de las vacaciones de Semana Santa, la directora llamó a Rita a su despacho para comunicarle la decisión que se había visto forzada a tomar: ese sería su primer y último curso en Nuestra Señora de los Milagros. El curso siguiente no la volverían a contratar. No podían poner en riesgo ni la reputación del centro ni el porvenir académico de los alumnos.

Aunque estaba profundamente apenada por la noticia, Rita no permitió que la tristeza y la decepción la hundieran. A la vista del cambio que se avecinaba, debía aprovechar el tiempo que le quedaba en la escuela. Aún dedicó más entusiasmo, mimo y amor a preparar e impartir sus clases.

En la última evaluación del curso, todos los alumnos de quinto y sexto de primaria de todas las escuelas del estado debían completar la prueba ENECP. Esta consistía en unos exámenes de ciencias, matemáticas y lectura, y tenía como objetivo medir el rendimiento de los alumnos para evaluar la calidad educativa de los diferentes centros.

Aunque no habían realizado ni un solo examen a lo largo del curso, los alumnos de quinto de primaria no perdieron los nervios al enfrentarse a la prueba. Su querida maestra había estado practicando con ellos unas efectivas técnicas de meditación y relajación al inicio de todas las clases de Bienestar.

Al cabo de un par de semanas, llegó al colegio un sobre certificado. La directora casi se cae de culo al leer la información que contenía. Eran los resultados de la prueba ENECP ¡Los alumnos de Rita habían alcanzado unas puntuaciones muy superiores a las de los alumnos de sexto! Pero ahí no acababa la cosa ¡Habían logrado una de las mejores puntuaciones de todo el estado! Sin creer lo que estaban viendo sus ojos, se puso en contacto con la agencia encargada de evaluar y emitir los resultados para advertirles de que debía de haberse producido algún tipo de error en el proceso de corrección. No había habido ningún error. Los datos eran correctos, le aseguraron.

Tras varios días de intensa reflexión, la directora convocó a Rita a su despacho de nuevo. Esta vez, Rita no salió del mismo apesadumbrada, sino con una agradable sensación de calor que palpitaba en su pecho: la directora le había informado sobre la excelente ejecución de sus alumnos en la prueba ENECP; se había disculpado sinceramente por haber puesto en duda su valía como profesora; y le había pedido, rogado, que siguiera impartiendo clases en el colegio; es más, quería que fuera la nueva coordinadora de primaria y que enseñara al resto de profesores “el método Rita”.

Sin poder contener su alegría, Rita fue hasta su clase dando saltitos y haciendo piruetas por los pasillos para compartir con sus camaradas (sus alumnos, por supuesto) las maravillosas noticias.

En pocos años, Nuestra Señora de los Milagros se convirtió en un centro de referencia para las escuelas de primaria de todo el país. Y las ideas y sueños de una niña que no se conformó con aburrirse aprendiendo cambiaron la visión y las prácticas en educación para siempre.

jueves, 1 de octubre de 2020

TXARROJITXUN

Kontxi Larrañaga me envía este poema, este grito, esta queja en carne viva. 

Está escrito en un hospital. En  Txagorritxu. Lo escribió mientras cuidaba a su hermana, ingresada con una metástasis.

Pongo mucho cuidado para que la copia no pierda la grafía.



TXARROJITXUN

 

ABUZTUAK 3    La Virgen Blancako festak.

Edo Doneztebe egunean, baldosei begira nagoelarik,

diseinuzko mopa bat naiz:

Zetazkoa, lihozkoa. Edo ihizko mopa. Edo zelulosaz egina.

Lurreko hosto bustien igurtzia.

Goizeko lehenengo txeke berdearen fereka sumatzen dut.

Makina bat aldiz berrerabilitako mopa.

Zirrin-zirrin zar…

Armanyren sinpletasuna. Erratza zahar bat.

Makil-enborra. Ileak zakutoan sartuak. Zakuto verdea. Zirujauen verdea.

Burua hankaz gora. BURUKRAZIA. BERDEA.

Zirrin-zirrin zar…

Minaren apología den Txarrojitxu honetan.

 

Botoxezko mopa bainitzan hasi naiz lanean

Amalurraren paradisuko gutiziak jasotzen:

Malkoak, izerdia, odola, mukia, listua, bixkak,

zornuia, maskarillak, pixa, bendak, oxigenoaren kea,

asnasiaren txilbor-usaina, hilotzaren jela-usaina.

 

Gaur lan-kontratu berriaren eskaintza… hemen ere ERTEak!

Ileak ere jaso behar omen ditut: ehun hankekin korrika

alde guztietatik ihes egiten dutenenak.

Ile beltzak eta beldurgarriak. Ile gorri eta arriskutsuak.

Ile grisak eta aspergarriak. Ile urdinak eta jakitunak.

 

Diogenes selektiboaren sindromeak jota nago.

Mopa zuntzuna. Mopa ekologikoa:

Oinetatik burura ia dena aprobetxagarri.

Osasuna atez-ate biltzen: organikoa eta errefusa.

Ez dugu etsiko lana ahitu arte:

Isiltasunaren lekuan hitzak jarriko ditugu:

GAS-TE-HITZ (hiri fantasma)

GAIXOKIDETZA (el maravilloso mundo de la sanidad vasca) leloa mainditeetan,

Chillidaren logotipoa nonahi.

Ezin jaso luxua: ezin altxatuo osasuna, ezta denbora ere.

Amareneko oilasko domingueroa faltan dut.

Arraultza estresatutik jaiotako oilaskoa.

Eta kroketak. AMARENAREN ZAIN!!!

Zirrin-zirrin zar…

 

Amalurrari begira.

Baldosak argi halogenoen ispilu zuri-galaktikoak,

Airea zirimolaka keari esker.

Atzera eta aurrerra.

Isiltasun mingarria, bizia, mina,min bizia, bizi-mina.

Oinazearen erreinua. Tristuraten erresuma.

 

Mopa gotikoa bainintzan sentitu naiz.

Inon ez diren irteera-atearen giltzak aurkitu ditut eta

igarri diot hoztasuna.

Pauso berdeen oihartzun mutua.

Pentsamendu toxikoak.

 

Txarrojitxun Virgen Blancako festetan.

Non leudeke doluaren sendagarriak?

-Mina da biziaren señale- dio anbulantziako txoferrak

Erresmindua, Mikel Urdangarinekin esertzen naiz,

-doazen doazen denak zerura, behar duten lekura,

doazen sinestunen lekura, gugandik urrunera…

Egunon lagunak, banoaaa, banoaaaa! –

 

LOZOMORROAN