Encuentro entre Petrarca y Laura. Marie Spartali Stillman. |
A los pintores prerrafaelistas la historia de amor entre Laura y Petrarca les iba como anillo al dedo. El colorido brillante, la idea de pureza, el ambiente lánguido y ese estado de melancolía perpetua en la que parece que viven los personajes no podía dejar escapar la ocasión de reflejar en el lienzo el encuentro del poeta y su amada en la iglesia de Santa Clara de Aviñón.
En esta historia encontró el romanticismo una de sus mayores querencias, y la música, a través de Liszt, les rendirá a ambos un hermoso homenaje. El músico austriaco comienza a trabajar en los sonetos a finales de la década de 1830 y después de alguna que otra revisión los incluye en el libro italiano de los años de peregrinaje, de 1858. Nuevamente los revisa en 1883 e introduce el canto en ellos, esto es, los propios sonetos.
De los tres que compuso os dejo aquí el CIV (CXXXIV en la publicación de Cátedra).
Versión piano:
Versión vocal:
No encuentro paz, y combatir no puedo;
y espero, y temo; y ardo, y hielo soy;
y vuelo sobre el cielo, y yazgo en tierra;
y todo el mundo abrazo, y nada aprieto.
Alguien me tiene preso, y no me abre,
ni cierra, ni me deja, ni retiene;
y no me mata Amor, y no me libra,
y ni me quiere vivo, ni molesta.
Sin ojos veo, y sin lengua grito;
y ansío perecer, y pido ayuda;
y a mí mismo me odio, y amo a otro.
Nútrome de dolor, llorando río;
tanto morir como vivir me hastía:
por vos, señora, en tal estado estoy.
Traducción Jacobo Cortines. Original y variantes de Liszt, aquí.
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