Soy, más, estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
Soy su leyenda. ¡Salve!
Soy su leyenda. ¡Salve!
Estrofa 15ª del poema "Más allá" de Cántico.
Lo profundo es el aire. Chillida. Valladolid. 2012. |
Antes de nada, el verso. ¿A qué se refiere el poeta cuando nos dice que lo profundo es el aire?
Hace unos cuantos años Alberto Castilla recogía unas palabras del vallisoletano en un trabajo sobre la poesía de Guillén (Jorge Guillén ante sí mismo, Ínsula, nº 358, sept. de 1976, p 12):
La luz, naturalmente, está en todas partes, en todos los poemas (...) Pero yo he puesto más importancia en las palabras que se refieren al aire. El aire es ese elemento que me enlaza con el mundo, porque yo, cuando no tenga aire en los pulmones, pues (...) se acabó la historia. Por ejemplo, tiene mucha importancia el acto de la respiración, elemental, fundamental, sin pedantería ninguna (...) Respirar, se trata de respirar, por ejemplo, cuando se habla de libertad yo no hablo más que de respirar, yo no hablo de política, hablo de respiración. Hay regímenes que se oponen a la respiración (...) pues esa sensación inmediata con el aire es en mi poesía importantísima.
Se trata, pues, de una estrofa de carácter vitalista. Un canto de agradecimiento a la vida en plenitud, que comienza con esa hermosa gradación del primer verso: ser, estar, respirar. Desde ese primer "ser", que puede entenderse incluso como enunciación filosófica, como abstracción sobre la que debatir acerca de la entidad; después, precisa: "estar". Ah, si cabía pensar en abstracciones, el verbo estar nos remite a la realidad, a lo concreto del entorno, puesto que somos, efectivamente, en un medio y en un momento determinado. Somos con lo que nos rodea. Y el poeta sabe que está vivo, aunque solamente sea por medio de esa humildísima —y la mayoría de las veces inconsciente acción— que consiste en respirar. El primer vagido, la primera respiración es la que nos coloca en este mundo. Sin aire en los pulmones no somos.
Es por eso que asevera en el tercer verso de forma aparentemente contradictoria —¿existe algo más somero, más ligero que el aire?— lo profundo es el aire. Y sobre este deslumbrante verso recae toda la magia y todo el poder evocador de que es capaz la poesía cuando se mezclan las palabras adecuadas. La primera impresión, es decir, lo que el sentido común nos dice a simple vista es que el aire carece de profundidad. Pero el poeta va más allá de ese primer encontronazo con lo "evidente". Profundo, según el contexto, puede significar insondable, trascendente, intenso, penetrante... y el poeta, que lo sabe, juega con todos esos significados que revolotean en nuestra mente para producir una mayor sorpresa y un eficaz contraste. ¿Hay algo más insondable, trascendente, intenso, penetrante... que la propia vida?
Extasiado, pleno de gratitud y alegría, sabedor de que la vida es un don, el don que se nos otorga cada vez tomamos aliento —otra palabra encantadoramente polisémica y vitalista—desde aquella primera vez en que llegamos al mundo, el poeta cierra la estrofa con un saludo (¡Salve!) a la vida, es decir, a todo ese conglomerado de circunstancias que conforman la realidad, entre las que habitualmente nos desenvolvemos y que hacen de nosotros, para nosotros mismos, la mejor de sus leyendas, el relato maravilloso de nuestra propia vida.
Lo profundo es el aire. Chillida. Fuente: Guggenheim Bilbao. |
El brillante y sugerente verso de Jorge Guillén lo tomó prestado Chillida para dar nombre a una serie escultórica que fue creciendo con el tiempo y que dio obras tanto en metal como en piedra. La amistad que surgió en 1971, cuando el poeta estaba en Harvard y hasta allí se trasladó el escultor para conocerlo, fue haciéndose cada vez más profunda. No solo compartían un verso, sino una manera de entender la realidad esencial de las cosas, muy próxima al pensamiento de Parménides cuando declaraba la omnipresencia del ser inmóvil e inalterable.
Me gusta pensar que la casualidad también ha tenido algo que ver en este círculo que se cierra en Valladolid con la exposición De Chillida a Guillén. Esta es la mano de tu amigo. El lugar de nacimiento del poeta fue el mismo donde el portero de la Real Sociedad sufrió la lesión en 1943 que le obligaría a dejar el fútbol. Después Chillida bromeaba con el asunto y le gustaba decir aquello de que si no hubiera sido por la lesión, tal vez habría terminado como entrenador en el Elche o en el Hércules.
TVE le dedicó así la noticia de la reapertura.
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