COMPUESTO SOBRE EL PUENTE DE WESTMINSTER
La tierra no tiene nada más bello que mostrar:
insensible sería de alma quien pudiera obviar
una visión tan evocadora en su majestad:
esta Ciudad ahora, como un vestido, porta
la belleza de la mañana; silenciosa, desnuda;
barcos, torres, cúpulas, teatros y templos se extienden
abiertos a los campos, y a los cielos,
todos brillantes y resplandecientes en el aire sin humo.
Nunca iluminó el sol con más belleza,
en su primer esplendor, valle, roca o colina.
¡Nunca vi yo, nunca sentí, una calma tan profunda!
El río se desliza con la dulzura de su propia voluntad:
¡Dios mío! Las mismísimas casas parecen dormidas,
¡y todo este poderoso corazón yace en quietud!
Traducción: Antonio Ballesteros González.
Hoy, desde el puente, se pueden ver algunos de los edificios y construcciones más emblemáticos de la capital del Reino Unido que en 1802 ni tan siquiera estaban en la imaginación de sus habitantes. El Big Ben se comenzó a construir en 1843; el Palacio de Westminster (la sede del parlamento), tres años antes.
Eso sí, posiblemente cuando Dorothy y él atravesaron el puente puede que hubiera más gente sobre él y más vehículos (carrozas y carros) que los que aquí se ven, porque cuando tomé esta fotografía, la calle estaba cortada donde se inicia el puente debido al rodaje de una película.
Ahora bien, el día en que yo estaba allí lloviznaba, mientras que a ellos, según leemos en el soneto, les salió un día luminoso. Yo estaba allí La fotografía la hice un día de marzo, la pareja cruzó el Támesis un día de verano.
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