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Editorial |
Francisco Ferrer Lerín (pertenece a la generación de los novísimos, esa que según la antología de Castellet estaba formada por Manuel Vázquez Montalbán (1939-2003), Antonio Martínez Sarrión (1939-2021), José María Álvarez (1942-2024), Félix de Azúa (1944), Pere Gimferrer (1945), Vicente Molina Foix (1946), Guillermo Carnero (1947), Ana María Moix (1947-2014) y Leopoldo María Panero (1948-2014). Luego, como siempre ocurre, hubo que hacer mejor recuento y nos encontramos con una nómina bastante más amplia.
Dentro de esa generación, por tendencia, Ferrer Larín estaría más cerca de los Gimferrer, Ullán, Azúa y Panero que del resto, pero dejemos ese trabajo a los manuales.
Lerín es difícil de encajar dentro de un grupo, una actividad y un estilo porque para empezar se ha dedicado a la práctica de actividades tan diversas como la poesía, la narración, la traducción, la realización de guiones para el cine o el estudio de la ornitología. También tiene un curioso manifiesto sobre el arte casual, que es, claro, creación suya, así como un blog y un canal en YouTube.A UN ALMA PRECORDIAL, ASESINADA
Japonesa
son tantas las cautelas y la previsión
de los hijos que
la escuela de poetas pobres y la lavandería
mecánica
adolecen estos días de crudo invierno
de los más indispensable enseres: aperos,
gasas, alcanfor en rama
y monumentales jaliscos.
¡Qué sumisión
a las normas establecidas! Guayaberas,
moriscos, hasta un terno fosco capihundido que el maestro
de ayuno
importó de las islas. Amo
en especial
aquellas tardes
de lectura, besos
de carmín a carmín, pintalabios, lápiz
de labios que, en nuestra lengua (tendida al fondo,
pacata)
son varias las acepciones
y las imágenes (hombreras
de plenilunio,
bombera,
pájaro carpintero,
dama de cobalto
en la cuna,
silenciada).
Un opaco volador, lobo fino a quien le asustan los blancos.
Viejo infame, medidor, tañedor de amplio ladrido.
Fue llamado observador
del peso ajeno.
Abastecía de carne
al presidio y a las minas, permutaba,
él guiaba a los perplejos, consumía,
como amante confesado,
el agua de consonantes.
Alguien citó a Gikatilla, dijo algo de la lengua
que ya no hablaba, de la cábala del viaje, del regreso al frío hogar,
el hogar clarividente, el regreso apresurado, la lengua,
dijo el poseso, tiene caudal, abre puertas,
las negras puertas de tierra, invita
a la quema de corrales, descuartizando las bestias.
Aseo de loberías, inventor de la humedad, descubridor
de las cosas, caballero de manteca,
quiso, desde ese instante, evitar nuestro destino, doblar
la esquina anunciada, acelerar la agonía,
en ella nacía el germen, con ella, literalmente,
comienza la desecación,
en esa niña.