Un autor desconocido en un pequeño museo de provincia, Museo Fenaille (Rodez). No se trata de una obra maestra. No estamos ante unas pinceladas geniales. No es un lienzo por el que se pagarían millones en una subasta. Ni tan siquiera sabemos quién pintó este óleo, la cartela solamente indica que es de la escuela francesa del XVII y su título: Le monde entre l'Amour et la Folie.
Eso es lo genial. Quien quiera que lo haya realizado, sintetizó en una imagen ese vaivén de fuerzas contrapuestas que mueven el mundo, es decir, la sociedad. A veces el impulso hacia la cordura, el amor y la solidaridad; en otras ocasiones, todo lo contrario. Una idea que expresa muy bien quiénes somos y dónde estamos.
En cualquier día, en cualquier momento, podemos encontrar ejemplos de ambas actuaciones. Diría más: cualquiera de nosotros, pequeños seres humanos sin importancia, puede descubrir en sí mismo actuaciones de un lado y del otro. Gestos llenos de altruismo y generosidad y otros que hubiera sido mejor no haber realizado nunca.
Otra cosa es qué lado sea el que predomine. Y eso también se ve fácilmente en las personas consideradas individualmente. Lo mismo ocurre con las sociedades y con las épocas históricas. Las hay dominadas por el empuje desinteresado y constructivo, mientras que otras están claramente inclinadas hacia el egoísmo y la destrucción.
Me temo que la bola del mundo está siendo movida estos últimos años por la peligrosa folie. A ver cuándo le toca empujar a l'amour y puedo quitar de una vez la imagen que hay bajo estas líneas. Me encantaría.
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