lunes, 8 de julio de 2024

RESISTIR


 Me gustan mucho estas ínfimas pero insistentes manifestaciones de la naturaleza ante el dominio antropocéntrico de todos los espacios. Son como un pequeño gesto de rebeldía ante el mandato bíblico y ante nuestra interminable arrogancia de querer someter todo cuanto forma parte del planeta. 

Como nos dejó escrito GelmanHay que aprender a resistir. / Ni a irse ni a quedarse, / a resistir ("Mi Buenos Aires querido", Gotán, 1962). Y ahí está ella, resistiendo al asfalto, al tráfico, a la polución, a la escasez de nutrientes y a todo cuanto se le oponga. Manifestando vida a pesar de todo.

Lo mismo que este par de toricos que leen el periódico —y mira que hay que resistir para poder leer sin desmayarse un periódico con tanta desgracia noticiada—. Ellos, mientras leen, intentan resistir a la proliferación veraniega de fiestas primitivas, desatadas y violentas.

Este es el balcón con más humor que conozco de toda la ciudad. Está en Egia y no hay fiesta que se le pase.

Resistamos. Y si es posible, haciendo uso del ingenio y del humor 



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