martes, 10 de agosto de 2021

TOTUS FLOREO, IAM AMORE VIRGINALI, TOTUS ARDEO


Esta es una anécdota que me encanta. La tenía absolutamente olvidada, pero gracias a que el ordenador me ha empezado a vacilar y a querer tomarme el pelo, o sea, a dar problemas, mientras andaba intentando salvar documentos y fotografías guardadas en él, la he redescubierto y me ha parecido buena idea hacerla pública, no tanto por la sufrida profesión de enseñar latín a la adolescencia, cuanto por lo divertido de la escena. 

¿Os imagináis las caras de todos esos adolescentes, lo más probable con poco interés en el aprendizaje del latín, pero rogando al profesor Dunwoodie una y otra vez que volviera a poner la grabación? ¿Os los imagináis cantando a voz en grito, como si fueran verdaderos entusiastas de la lengua de los antiguos romanos eso de O, o, o! Totus floreo, iam amore virginali, totus ardeo!

  

La anécdota pertenece Christopher de Hamel. La cuenta en su libro Grandes manuscritos medievales

Si hay que arder, que sea de amor, por supuesto, y no de calor.

2 comentarios:

  1. Hola Jesús, es una obra difícil de cantar pero muy bella ( yo la canté aquí en Irun con el coro Ametsa)

    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Pues imagínate cómo lo haría la clase, cuyo único interés era que el profe no se pusiera a explicar más gramática... o lo que fuera. Da para una divertida escena de película.

      Otro abrazo.

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