Puertas del pasado y del futuro. Aitor Mendizabal. Ubicación. |
Una de las esculturas de mayor tamaño que decoran la ciudad es obra, en parte, de Aitor Mendizábal a quien también se debe la columna en forma de prisma que se halla frente al ayuntamiento donostiarra.
La historia de este trabajo es larga, pues comienza nada menos que en 1813, cuando las tropas lusobritánicas que venían azuzando al ejército napoleónico liberan la ciudad. Lo hacen tan bien que casi no dejan piedra sobre piedra. Poco después, los representantes y notables de San Sebastián se reúnen en Zubieta y firman un escrito solicitando del jefe militar de las tropas aliadas ayuda para reparar tanto destrozo y volver a poner en marcha la administración.
Un siglo más tarde, en 1913, para celebrar el centenario de la reconstrucción, el Ayuntamiento donostiarra decide levantar un monumento a los ilustres de Zubieta. El monumento en cuestión no fue del agrado de casi nadie, lo despiezaron y lo llevaron de un lugar a otro hasta que una parte de él (el relieve de las Juntas de Zubieta) terminó en Urgull. Los traslados y el abandono acabaron deteriorándolo tanto que algunas cabezas rodaron por los suelos. Algunos elementos de aquel monumento los integró Mendizábal en la puerta de la derecha, la que tiene un tamaño ligeramente mayor (en este folleto podéis ver y leer con detalle sobre el monumento en cuestión).
El monumento actual fue inaugurado en 1996 y, de alguna manera, cierra la polémica del monumento del centenario. Lo financió el centro comercial que se encuentra en la misma plaza. Sus medidas son ciertamente notables: 600x400x100 centímetros. Los materiales utilizados en él son el mármol, el bronce y el cobre
No creo que exista otra obra en la ciudad con tan larga y curiosa historia, ni tampoco que haya sido tan despiezada. En cualquier caso, el monumento y la historia que despliega son un excelente ejemplo para comprobar cómo cambian los gustos con el tiempo.
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