Editorial |
Al elegir el libro de Jorge Fernández Díaz, Mamá, lo hemos hecho pensando en aquellas mujeres que decidieron exiliarse en los peores momentos de la historia contemporánea española y emigrar para escapar de la sartén al fuego, esperando encontrar un futuro más próspero sin éxito y sin vistas de poder conseguir un billete de vuelta ni de arraigar en ninguna de las dos patrias.
Lo que nos hemos encontrado ha sido mucho más. Mujeres que decidieron quedarse en su humilde lugar de origen y sacar a la familia adelante de donde no había, mujeres burguesas preocupadas por no hablar abiertamente de la violencia que sufrían por no perder su posición, mujeres que se enfrentan a ella a quemarropa, y mujeres que encuentran su camino adaptándose a todas las situaciones que se presenten.
Jorge Fernández consigue hablar de situaciones trágicas y reales sin dar la sensación de desesperanza en ningún momento, con la dulzura característica de los autores hispanoamericanos con la que tratan sus escritos, y un manejo simple pero bello de las metáforas que consiguen que nos encariñemos rápidamente de sus personajes y tramas pero con un ritmo ágil.
La historia de esta crónica novelada de una familia comienza hace casi veinte años, cuando Arturo Pérez-Reverte reta a su amigo, el escritor argentino Jorge Fernández Díaz, a escribir una novela de aventuras que tardó en ver la luz a causa de la crisis creativa que le arraigó junto con la económica tras el corralito.
En plena vorágine de sentimientos, dificultades y dudas, le diagnostican a su madre una depresión y al comenzar a acudir a la psiquiatra ¡hace llorar a una experta en dramas y calamidades! Es aquí donde arranca Mamá, tras horas de entrevistar a su propia madre transportándonos desde Argentina a la lejana Asturias.
Coincidiendo con la celebración del Día de la Madre, querríamos hacer un pequeño homenaje a todas las madres, en especial a las nuestras, y desde aquí darles
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.