Yoseba Peña y Katharina Winkler. Fuente: Donostitik. |
Me gustaron, y mucho, la sencillez y la claridad con que se expresaron ambos y el relato salpimentado de anécdotas, especialmente el de Peña, en torno a los orígenes del relato. Los de ambos tienen a la mujer como centro y fuente de sufrimiento y reflexión. Me impresionó la respuesta de Winkler a una pregunta sobre la maldad —"¿qué nos queda cuando perdemos la humanidad?"—, pregunta que no entendía del todo y que terminó respondiendo con un contundente y desolador: Hay muy pocas personas en el mundo.
Me impresionó igualmente el excelente trabajo que hicieron Iraia Elias —leyendo— y Rafael Rueda —cantando y tocando la guitarra eléctrica— con el texto de Peña en el que solamente se recoge un listado de nombres de mujeres y sus correspondientes castigos. Todavía tengo la carne de gallina. ¡Qué fuerza, cuánta emoción! ¡Qué lección de cómo abordar un texto y trasmitirlo!
Decepcionante resultó la escasa asistencia de público para un evento tan bien pensado y preparado por el Gremio de Libreros de Gipuzkoa y Donostia Kultura.
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