miércoles, 21 de agosto de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Rafael Alberti)

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Hubo un tiempo en que me dedicaba con relativa regularidad y asiduidad a ofrecer recitales y en ellos casi siempre había algún poema de Alberti, pues se presta fácilmente a la declamación y resulta muy atractivo para el público por la cantidad de inflexiones, matices y cambios de voz que permiten sus poemas. De este librito he utilizado unos cuantos. Hoy traigo a esta sección "El matador", que está dedicado a Vittorio Gasman.



—Yo soy el Matador.

—Yo soy el toro.

—Vengo a matarte.

—Inténtalo, si puedes.

—Me luciré contigo.

—Inténtalo, si puedes.

—Has sido noble en toda la corrida.

—Has toreado bien hasta ahora. Veremos…

—Serás mi gloria de esta tarde. Vamos.

—He dicho que "veremos".

—Oye el silencio de la plaza. Espera.

—Un silencio de muerte.

—Morirás entre palmas y pañuelos.

—¿Sabes tú, matador, si eso me gusta?

—El toro muere peleando. Cuádrate.

—Y el matador, a veces.

—¿Cómo dices?

—Que el matador, a veces, también muere.

—Silencio. ¡Vamos, toro! No me hables.

—El condenado a muerte puede hacerlo.

—La plaza se impacienta.

—Extiende el trapo.

—¡Eh, toro!¿Qué te pasa?¿No me embistes?

—Con una condición: quiero música. Pídela.

—Ya comenzó. ¿No escuchas?¡Pronto!¡Arráncate!

—¿Qué es eso? No conozco.

—Un pasodoble. El mío.

—Tú eres mi matador.¿Cómo te llamas?

—Antonio Lucas, "El Talabartero".

—Mi matador. Mi nombre es "Poca-pena".

—Ya lo sé. Pero ¡vamos! ¡Aquí toro!

—Pienso una cosa, ¿sabes?

—Dila pronto. Ya el público protesta.

—Si te enfadas, me callo. No la digo.

—El público no aguarda. Grita, ruge.

—El público que sabe. Si grita, no me muevo.

—Serás el deshonor de la corrida.

—No me importa. Me llamo "Poca-pena".

—Te echarán al corral por manso. Ya eres bruto.

—¿Manso yo?¿"Poca-pena"? Bien me has visto.

—¡Hijo de mala madre!¡Toma!¡Embiste!

—¿Una patada a mí? Verás ahora. 

—¡Toro cobarde!¡Toro traicionero!

—Vas volando hasta el último tendido.

Ya no tienes muleta.Ya no tienes espada.

Ya te tengo a mis pies, doblado de rodillas.

¡Eh, matador, embiste! Eres el toro.

Hazlo alegre y con arte,

como animal de casta y de los bravos.

¡Un nuevo pasodoble, Presidente!

Baja el testuz , no embistas a las nubes.

Pásame tus agujas a la altura

del corazón. Quiero ceñirme tanto,

que toro y matador parezcan uno.

—¡Un momento, un momento, "Poca-pena"!

—No hay momento. Perfílate.

Vas a morirte de mi misma muerte.

Vas a sentir tu espada hasta la empuñadura.

Vas a morder la arena sin puntilla.

No es lo mismo ser toro que torero.

¡Qué gran faena! ¡Olé, grita la plaza!

Vuelta al ruedo. ¡El delirio! ¡Las orejas,

las medias rosa, el corbatín granate

y las luces del traje, como premio!

Cascabeles de plata y banderines,

las mulillas te arrastran en redondo.

Tu desnudo de sangre va escribiendo 

una rúbrica roja por la arena.

¡Más música, más música, más música!

¡Era el mejor torero que he matado!

***


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