Iglesia de San Martín. Fuente: turismo.navarra.com |
Fascinado por el programa iconográfico de la Iglesia de San Martín, decido acercarme para verla con mis propios ojos.
Artaiz es una pequeña localidad situada aproximadamente en la latitud de Pamplona y un poco más al este. Su población no llega al medio centenar de personas, pero tiene una de las iglesias románicas rurales más interesantes de la provincia. Si os gusta la forma de contar del románico, no os la podéis perder, especialmente la sorprendente portada, aunque tiene más elementos decorativos repartidos por los canecillos superiores.
Tres gruesas arquivoltas abocinadas enmarcan un tímpano en el que podemos ver un crismón acompañado de círculos con rosetas. Pero lo más interesante se encuentra en los canes del tejadillo y las metopas, en los capiteles que flanquean la puerta y en los trabajos escultóricos del paramento situados a ambos lados del semicírculo superior de la portada formado por el ajedrezado jaqués. Dos leones en actitud muy diferente, mientras el de la izquierda devora a una persona y mantiene presa a otra entre sus garras, el de la derecha parece proteger a alguien pues la podemos ver en actitud absolutamente relajada.
Bajo el alero del tejadillo encontramos 7 canes y 6 metopas. Los cuatro primeros canes (empezando por la izquierda) representa a músicos y danzantes. El quinto y sexto están relacionados entre sí. En el quinto aparece una mujer dando a luz a una criatura que sostiene un cuchillo en tanto que ella tiene en la mano derecha un puchero y mira al hombre que está a su izquierda. El hombre, leo en la bibliografía, sostiene el falo entre sus manos (como puede apreciarse, se ha roto y solamente se ve el agujero, pero sí se pueden apreciar los testículos en la parte baja). En el último canecillo aparece un guerrero matando un dragón con una lanza.
Celebración de la eucaristía (m 2) |
Cristo baja a los infiernos (m 3) |
Sacrificio de Isaac (m 4) |
Cena del rico Epulón (m 5) |
Lucha de caballeros (m 6) |
Tal y como interpreta Carlos J. Martínez Álava en Todo el románico de Navarra (absolutamente recomendable) parece claro el mensaje que se estaba dando a la gente que acudía a la iglesia: el destino de las almas en el más allá, su pelea en la tierra (caballeros), el final de los tiempos y la resurrección de los muertos (Epulón), el pesaje de las almas en el juicio, el valor del sacrificio por Dios (Abraham e Isaac) y el triunfo de Cristo sobre el infierno y el pecado a través de la eucaristía.
El programa iconológico no se cierra ahí. Canecillos y capiteles ofrecen muchas más imágenes y cuentan otras muchas historias, siempre profundamente expresivas:
y una magnífica pintura mural que llevaron al Museo de Navarra en la que se puede ver al Cordero de Dios sobre una ventana, mientras dos grupos de personas se dirigen a él en actitud de adoración o quizás implorando su ayuda. Parece, tomo otra vez de Martínez Álava, que el fresco ha sido interpretado como alusión a la finalidad del edificio como lugar de enterramiento de los patronos, quizá la familia Almoravid.
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