viernes, 19 de agosto de 2022

BREVE HISTORIA DE LA TIERRA, Andrew H. Knoll

Fuente: Wikimedia commons.
No sé si tengo gustos variados —lo que está muy bien—, si mis intereses son simplemente caóticos —lo que sería preocupante— o si me parezco a aquel personaje de la novela de Calvino que se identificaba con el primer ser vivo que veía y, así, creía ser rana, aguilucho o caballo, según lo qué se le pusiera delante de sus ojos —lo que necesitaría tratamiento psiquiatrico—. 

La cosa es que hace unas semanas tropecé con ese mojón que señala ni más ni menos que el centro de Europa. ¡El centro soy yo! —parece que nos dice. Y además viene garantizado tras sesuda investigación. Estábamos a mediados del siglo XIX y el entusiasmo científico por descubrirlo todo, por saberlo todo, parecía que podría conseguir develar cuanto misterio se pusiera por delante. 

Europa, claro, no tiene un centro, es imposible señalarlo porque no es un polígono regular ni irregular, porque lo que entendemos por Europa resulta ser cambiante con el tiempo y porque según cuáles y cuántos sean los extremos que tomemos ese punto puede trasladarse de manera muy significativa. El caso es que ese mojón está situado sobre los suelos más antiguos del continente, producto de la orogenia varisca. Eso despertó mi curiosidad por la geología y me llevó a la lectura de Breve historia de la Tierra, de Andrew H. Knoll, un libro apasionante, aunque la historia del pedrusco esférico en el que vivimos pueda parecer carente de atractivo. 

Primera cita: nuestro vínculo con la Tierra va mucho más allá de la gravedad. La comida que nos alimenta está formada a partir del dióxido de carbono de la atmósfera o de los océanos, junto con agua y nutrientes procedentes del suelo o del mar. Cada vez que respiramos, llevamos aire lleno de oxígeno a nuestros pulmones, que nos permite extraer energía de los alimentos que ingerimos; al mismo tiempo, el dióxido de carbono de la atmósfera evita que nos congelemos. Es más, el acero de tu nevera, el aluminio de las latas de bebida, el cobre de las monedas y los metales de tierras raras de tu móvil proceden todos de la Tierra. Teniendo en cuenta todo esto, es sorprendente que no sintamos algo más de curiosidad sobre esta gran esfera que nos sostiene y que, de vez en cuando, durante los terremotos o los huracanes, nos pone en peligro (p 11). 

¿Son necesarios más estímulos para meterse de lleno en su lectura y acercarnos al conocimiento de la geología, aunque sea de forma rápida y divulgativa como es lo que nos ofrece el profesor Knoll? Por si no es suficiente, debo añadir que su prosa es excelente y sabe captar la atención.

Segunda cita: En el principio había.., cómo lo diríamos... una mota, una peca, una migaja, incomprensiblemente pequeña y a la vez inimaginablemente densa. No era una concentración de materia en el enorme vacío del universo; era el universo. ¿Cómo? No lo sabemos (p 19; la negrita es mía).

Aunque solo fuera por descubrir quién dijo estas sabias palabras: Al final, solo conservaremos lo que amemos, solo amaremos lo que comprendamos y solo comprenderemos lo que nos enseñen, y cuál es su contexto, merece la pena leer el libro, porque el libro, efectivamente, habla de la historia de la Tierra, que es una forma de hablar, no lo olvidemos, de lo que somos, lo que hacemos y lo que queremos hacer.

Estoy convencido de que libros como este hacen surgir vocaciones geológicas. Y a los que ya no estamos en edad de ejercer ni cambiar de vocación, nos hace disfrutar de las algo más de 200 páginas como si fuéramos niños descubriendo lugares ignotos y llenos de maravillas. Y es que las rocas y lo que en ellas acontece puede resultar de lo más interesante. Tanto es así que ayer mismo me acerqué a mi biblioteca favorita y me hice con otro título sobre el tema para seguir intercambiando entre verso y verso placas tectónicas y movimientos orogénicos. Por cierto, resulta sorprendente lo poco que ocupan los lbros dedicados a la Geología en una biblioteca. Podéis comprobarlo en la vuestra (solo tenéis que acudir a la numeración 55 del tejuelo).

***


Путин, немедленно останови войну!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.