Ejemplar del KM |
Desde luego, cumple muy bien con el objetivo propuesto, pero desde mi punto de vista de lector curioso y apasionado lo mejor del libro es la capacidad del autor para adentrarse en áreas del conocimiento complejas y difíciles y hacerlas asequibles a cualquiera. Esa, me parece, es la mejor virtud de quien se mueve en el terreno de la divulgación.
Pero es que, además, la lectura de este título resulta francamente amena y variada. Seguramente, el hecho de que cada capítulo —originalmente un artículo independiente— se ocupe de un aspecto diferente del mundo y su conocimiento facilita esa percepción y nos transmite el aire de ligereza, proximidad y frescura que tiene todo el libro. Ideal para disfrutar de una tarde de lectura de divulgación científica sencilla y directa.
No es menos importante lo de la coherencia interna, pues siendo una colección de artículos de temática diversa, el libro puede leerse como una visión de conjunto sobre los aspectos más destacados del conocimiento científico, desde el origen del universo hasta el futuro más próximo y el desarrollo de la inteligencia artificial.
Se lea como se lea, a saltos o de manera ordenada, a mí lo que más me gusta de la escritura de Sánchez Ron es que siempre lo tenemos del lado más próximo y humano, del lado más empáticamente humanista, si se me permite la expresión. Tres muestras:
Ensoberbecidos por nuestros conocimientos y el poder que este nos da, no parece que seamos capaces de evaluar hacia dónde nos puede llevar, hacia dónde parece que inevitablemente nos está llevando (p 14. Se refiere al desarrollo científico-técnico).
Hace muchos años, en Bucarest, escuché una conferencia del notable físico nuclear Victor Weisskopf (1908-2002) que terminó con la siguiente frase: "La compasión sin conocimiento es ineficaz, el conocimiento sin compasión es inhumano". (p 128).
Procura, apreciado robot (probablemente seréis dos, cada uno tendrá el suyo), que mis nietos sean felices, que su mundo sea luminoso. Y que no olviden algo que quien ahora te escribe, su abuelo, valoró mucho: la tierna humanidad. Pensarlo hoy me hace dichoso a mí también. Más que cualquier otro pensamiento (p 137. Final de una carta dirigida a un robot futuro y último artículo).
Podéis leer el prólogo y los tres primeros capítulos en este enlace.
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