I
Manos mares comparten el silencio.
Anidan en la luz
imágenes del amor, o lluvia, o noche.
Tallan la caricia en beso.
Establecen el aire y la distancia.
Tiempo de alas miden con su vuelo
este espacio irreal que nos rodea.
Arden en luz.
Mariposas se tornan cuando hablan, tus manos,
o, quizá, ya mías.
II
Así,
suavemente,
como un parpadeo, un guiño imperceptible.
Que quede entre nosotros.
Sin levantar la voz
—el mar al fondo o tal vez una aguamarina—,
en un juego de palabras que se dicen
a sí mismas
sin decirse.
Suavemente,
como si en una tarde de silencio y compañía
nos amáramos
al otro lado de la lluvia.
III
Salen de ti todas las palabras,
caracolas que se dicen
desde un mar de plata.
Salen de ti todas las palabras,
pájaros invisibles
que en tu silencio descansan.
IV
Hay en la noche
un instante de luz
entre el ruido y la mirada
que dice todos los besos,
que ilumina todas las palabras.
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