viernes, 19 de julio de 2019

CHARLES SIMIC, EL SEÑOR DE LAS MÁSCARAS

Gracias a Ediciones Valparaíso y a Vaso Roto disponemos de traducciones en castellano de este poeta nacido en Belgrado que a los 15 años emigró a EEUU y decidió apropiarse de una lengua que no era la suya y crear con ella todo un mundo. En el arte de la apropiación, siguió el rastro de otros ilustres creadores como Conrad, Nabokov o Brodsky. Como este último, Simic también ha sido nombrado poeta laureado por la Biblioteca del Congreso de los EEUU. El señor de las máscaras es el último poemario suyo que se ha publicado por estas latitudes (mayo 2018). La traducción es de Nieves García Prados

Extraigo de él el segundo poema, el que da título al libro: 

EL SEÑOR DE LAS MÁSCARAS



Seguro que anda entre nosotros sin ser reconocido:

algún barbero, empleado de tienda, repartidor,

farmacéutico, peluquero, culturista,

bailarín exótico, joyero, paseador de perros,

el mendigo ciego cantando, Oh, Señor, acuérdate de mí,



un decorador de escaparates enciende un falso fuego

en una chimenea falsa mientras la madre y el padre observan

desde el sofá con sus sonrisas congeladas

mientras la calle se queda vacía y llega la hora

de que el enterrador y el último camarero se vayan a casa.



Oh, viejo vagabundo, de pie en un portal

con tu cara medio cubierta,

yo no ignoraría el gato negro que cruza la calle,

ni a la bombilla moviéndose en un cable

en el túnel del metro cuando el tren se detiene.



Seguro que no es necesario aclarar quién es este señor de las máscaras. La letanía de ocupaciones ya nos recuerda que cualquiera que sea la nuestra, también será visitada por él/ella. No hay escapatoria. 

Si las dos primeras estrofas resultan desasosegantes, qué podemos decir de la última, con esas imágenes traídas desde cualquier inquietante escena de cine negro y que pueden recordar la frase de Dickinson, morir es una noche salvaje, y un nuevo camino.

Simic se mueve con maestría entre lo más inescrutable de la vida cotidiana y nos deja esa sensación de no saber claramente dónde la inocencia y dónde lo siniestro.

Otro ejemplo más ¿próximo?:

EL GORRIÓN

Respecto a las guerras actuales,
escuché decir en la televisión
que durarán para siempre
ya que nuestros enemigos son muchos.

Habrá multitud de negocios
para aquellos que fabrican bombas,
uniformes y camas de hospital,
y, por supuesto, ataúdes.

Gorrión que revoloteas en el patio,
si nuestro presidente está en lo cierto,
puede que tú y yo llevemos muletas
la próxima vez que nos visites.

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