miércoles, 18 de junio de 2025

UN LIBRO, UN POEMA (Eva Beriain)



No siempre se tiene la posibilidad de asistir al nacimiento de un nuevo libro y de charlar con la autora. Yo, al menos, casi nunca la tengo, y eso, estar en el momento y al lado del surgimiento del libro, es un motivo de alegría. 

Eva Beriain, formada como poeta en los talleres de creación literaria, ha creado un poemario coherente, bien construido, equilibrado, maduro y muy interesante, donde vemos cómo las voces, los miedos, los pensamientos y los deseos de dos personajes que aparentemente nada tienen que ver el uno con la otra (él - ella)

REY DE LAS SOMBRAS (ÉL)

Soy el rey de los invisibles,
los que viven entre los bordes
de la mirada ajena.

No tengo reino ni corona,
pero en mi delirio
mando sobre los olvidados,
los hijos de nadie,
los que no tienen nombre
ni cara en el espejo.

Me siento en mi trono de cartón
y hablo con las sombras
que se arrastran por el suelo.

Mis dominios son las sombras 
bajo el techo gris del pasadizo.
Soy el rey de las esquinas,
el emperador sin súbditos
que predica a los fantasmas
del tren nunca toma.

Los trajes, las prisas,
todos pasan
como un desfile sin ritmo,
una procesión de ausentes
a los que intento rescatar
de sus propios pensamientos.

vienen a mí, buscando respuestas,
aunque no lo saben, aunque no me ven.
Hoy soy el rey 
de esta esquina podrida,
coronada con las colillas
de cigarrillos ajenos.

Mañana, quién sabe,
seré un poeta,
un santo,
o un perro buscando huesos.




ESQUINAS QUE NO CAMBIAN (ELLA)

Las esquinas de la ciudad 
son siempre las mismas,
solo cambian los nombres
y las caras que las cruzan.

Las baldosas
conocen el peso exacto
de mis pasos.

Los días pesan
en la mochila que cargo,
como si cada uno
fuera una piedra más.

el mismo recorrido,
la misma prisa,
las mismas palabras que me siguen,
la vida, ecos d eun sermón,
que nunca pedí escuchar.


se van poco a poco entretejiendo hasta convertir sus discursos particulares en un dueto que reflexiona sobre la cotidianidad, el tiempo, el ser y el estar de siempre... y termina en un hermoso canto: 

UN PÁJARO (AMBOS)


Un diminuto pájaro
de mirada curiosa
posa en el poema
un ligero anhelo.

El poema cobra vida
y desde el silencio
le susurra al mundo:
todos somos huella.


Esta es la breve y sustanciosa charla que tuve con ella bajo el fondo sinfónico de una partida de tenis de mesa: 



***


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