#unlibrounpoema
Camões fue el poeta de un mundo en transición. Tenía más o menos dieciocho años cuando en la promiscua Lisboa de su juerguista juventud se celebró el primer auto de fe. Después de haber estado preso a causa de su escandaloso comportamiento social, fue liberado para servir como soldado en Goa y pasó diecisiete años en un exilio, sólo formalmente voluntario, en tierras de Oriente. Fue por lo tanto el primer poeta europeo con una prolongada experiencia directa de mundos y culturas tan diferentes de la suya como lo eran África, la India o Indochina. Su poesía se inserta en la tradición occidental que incluye a Dante, Petrarca y, en términos más amplios, el neoplatonismo renacentista, porque todo lenguaje está hecho de pasados y no de futuros. La profunda originalidad de Camões se nos manifiesta en las sutiles dislocaciones semánticas que impuso a esa tradición, modulando el lenguaje del pasado a fin de significar una nueva visión del mundo para la cual todavía no había lenguaje (pp XI-XII).
Recojo aquí unas octavas de Los Lusíadas que de ninguna manera pueden representar ese inmenso canto épico que recoge el azaroso viaje de Vasco de Gama, las hazañas de los descendientes de Luso, más la geografía y los mitos y demás ficciones poéticas que la creatividad del poeta fue capaz de imaginar para construir una epopeya luminosa y pintoresca que sirvió, además, de mito nacional y para denunciar los aspectos más oscuros del poder.
Y en los mayores de la tierra veía
que ninguno el bien público imagina;
ve que cualquiera sólo a sí tenía
amor y a quien Filaucia determina;
ve que esos que frecuentan cada día
los palacios por santa alta doctrina
vencen adulación, que mal consiente
mondarse el nuevo trigo floreciente;
Ve que aquellos, que deben a pobreza
amor y al pueblo caridad, que al mando
aman tan solamente y la riqueza,
entereza y justicia simulando,
de fea tiranía y de aspereza
los injustos derechos ordenando,
leyes en bien del rey se establecen,
y las del bien del pueblo allí perecen;
(Canto IX, 27 y 28)
En el canto anterior ya nos había advertido sobre la odiosa tentación del oro y sus estragos:
Éste rinde las grandes fortalezas,
y hace traidores, falsos los amigos,
a los más nobles fuerza a hacer vilezas,
y entrega capitanes a enemigos;
corrompre virginales mil purezas,
sin temer de deshonra los testigos,
éste deprava a veces a las ciencias,
los juicios cegando y las conciencias.
(Canto VIII, 98)
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Desgraciadamente Camoes es un gran desconocido en España , y me incluyo
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