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DE LAS METÁFORAS
Muchos se quejan de que las palabras de los sabios son sólo metáforas, inaplicables a la vida diaria, y sólo tenemos ésta. Cuando el sabio dice: «Ve hacia el otro lado», no pretende que se cruce la calle, lo que se podría hacer si mereciera la pena el camino, sino que más bien hace referencia a un más allá legendario, a algo que no conocemos y que él tampoco específica, por lo que no nos puede ayudar nada en esta vida Todas esas metáforas sólo quieren expresar que lo incomprensible es incomprensible, y eso ya lo sabemos. Pero las cosas de las que hay que ocuparse a diario son muy diferentes.
Sobre esto dijo uno:
—¿Por qué os ponéis a la defensiva? Si siguierais las metáforas, os convertiríais en metáforas y estaríais libres de todas las penalidades de la vida.
Otro dijo: —Apuesto a que eso también es una metáfora.
El primero dijo: —Has ganado.
El segundo respondió: —Pero sólo de un modo metafórico.
El primero dijo: —No, en la realidad; metafóricamente, has perdido.
Alberto Manguel prefiere traducir Von den Gleichnissen como De las alegorías, que, me parece, es más exacto con lo que esta brevísima historia quiere ofrecernos. Pero dejemos a un lado la traducción y centrémonos en la propuesta del escritor. ¿Qué es lo que nos propone con esta especie de galimatías uno de los escritores más comprometidos con el texto, él que nos empujaba a leer solamente libros que nos muerdan y nos arañen, libros que nos obliguen a despertarnos como si acabáramos de recibir un mazazo en la cabeza?
El texto, sin duda, cuando ya está en manos de quien lee, suyo es, y suya es así mismo la interpretación. ¿Es necesario recordar las múltiples lecturas que La metamorfosis ha tenido a lo largo de los años? Lectores tan prestigiosos como Borges, Lukács, Brecht o Janouch dieron la suya. Tú, posiblemente, tengas la tuya y acaso no coincida con ninguna de esas. Pero lo verdaderamente importante es que La metamorfosis sigue removiendo las neuronas de quien la lee de una manera casi brutal, tal y como el autor reclamaba de cualquier libro.
Acaso sea esto lo que él buscaba con su literatura, lo mismo que buscaba en los libros de los demás: remover nuestras convicciones sobre la realidad y sugerirnos que toda obra debe admitir necesariamente múltiples lecturas. No hay una interpretación única. ¿O sí?
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