Malvaviscus arboreus |
Ya sé que es domingo y que toca música, pero ante la dificultad de operar en un blog con un teléfono y las sorpresas que esta mañana me han salido al paso, he decidido componer esta entrada con estas dos hermosas desconocidas (para mí).
No sé si a vosotros os ocurre, a mí sí: cuando veo una bellísima y delicada flor no puedo nada más que imaginar historias bellas y amables sobre ellas. Algo así como si todo cuanto tiene que ver con ellas tuviese que poseer un carácter delicado. Algo similar le ocurría a una alumna a la que mi antiguo profesor de latín del bachillerato había dado clases mucho antes que a nosotros. La buena muchacha había propuesto una traducción de un párrafo de "La guerra de las Galias" llena de flores y paisajes bucólicos. Sorprendido mi profesor por el derroche de imaginación y el alejamiento del texto de Julio César, le preguntó qué le había llevado a ello. La alumna contestó que no podía imaginar nada más que pasajes encantadores en la pluma del clásico latino. Pues a mí, en mi profunda ignorancia sobre el mundo de las flores, me ocurre lo mismo que a aquella chica.
Cuando averiguo a qué planta pertenece ese delicadísimo paraguas o sombrilla de mujer del siglo XIX, me encuentro con que es mucho más fuerte de lo que hubiera podido imaginar y que en Chiapas (México) se utiliza para aliviar la tos ferina, la tuberculosis y otras dolencias corporales. Debe de ser algo así como la concreción de la belleza práctica.
Impatiens glandulifera |
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