lunes, 13 de noviembre de 2017

MI IDEA DE LO HEROICO


Mi idea del valor y de lo heroico no pasa por la imagen de una persona con superpoderes que es capaz de arrostrar los más grandes sacrificios para salvar a la humanidad. Esa idea infantil, fantasiosa y necesaria en una edad temprana de la vida está bien para realizar películas en las que abandonarnos durante un par de horas en los cines de verano. 

Aunque más real, y también más extendida, tampoco pasa por la imagen del empleado que un día abandona en secreto su empresa y al día siguiente filtra a los medios de comunicación, desde algún lugar ignoto, material cogido sin permiso para denunciar un hecho delictivo de la misma.

Mi idea del valor tiene que ver más con la actividad cotidiana, con la asunción de responsabilidades, con la defensa del bien común y en ella no intervienen el engaño, la falsedad ni la traición. Tampoco el hecho milagroso ni fantástico. 

Mi idea de lo heroico se relaciona con la convicción de que toda persona tiene los mismos derechos y es digna del mismo respeto que yo. Somos valientes cuando somos capaces de afrontar situaciones ordinarias que no reportan ningún beneficio inmediato, excepto el de disfrutar de una conciencia tranquila. Sin embargo, lo extraordinario, lo ilógico y grandilocuente es lo atractivo.

Mi idea de lo heroico pasa más bien por la vecina del quinto que es capaz de llamar la atención de su hijo y explicarle detenidamente que no se es más fuerte por robarle todos los días el almuerzo a un compañero de la clase, sino que ser fuerte es atreverse a decir que no hagan eso a los compañeros con los que comparte diversión todos los días.

Mi idea de lo heroico pasa por el compañero de la oficina que es capaz de dirigirse a su jefe para hacerle saber que las alusiones obscenas e intimidatorias que dedica a la joven y recién llegada secretaria son motivo de denuncia, además de ser profundamente vejatorias para la persona a la que se dirigen.

Mi idea de lo heroico pasa por el adolescente que es capaz de decir a los amigos de la cuadrilla que no encuentra nada divertido en gastar bromas pesadas y de mal gusto, que eso es mala educación y desprecio de los otros, y que él no va a participar.

Mi idea de lo heroico pasa por la estudiante que, convencida de su capacidad y de su valía e impulsada por el entusiasmo hacia lo que aprende, se empeña en el estudio hasta lograr terminar aquello que tanto la ilusionaba terminar, a pesar de las horas de diversión perdidas. 

En fin, mi idea de lo heroico pasa por jugar limpio con las personas que nos rodean y con nosotros mismos, pasa por respetarlas y por respetarnos, y por saber decir que no incluso cuando nos acarrearía menos inconvenientes decir lo contrario. Pasa por ser honestos, aunque no nos beneficie. Y es que, como afirmó Brulat, basta un instante para forjar un "héroe", pero toda una vida para hacer una persona de bien

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