J. S. Bach es, sin duda, el más grande de todos los músicos, y el más difícil de abordar. Compone un continente entero lleno de complejidad. Nadie que se acerque a él sale indemne del envite. Plantea graves y difíciles problemas de recepción. Hay incluso voces que han suscitado dudas sobre nuestra capacidad de comprender lo que este músico quiso proponernos. Como si entre J. S. Bach y nosotros se abriera un hiato insalvable de flagrante historicidad que ocasionara la ruina de toda pretensión hermenéutica (p. 85).
Podamos llegar a comprenderlo o no en toda su amplitud y grandeza, la gente de a pie, como yo, sí podemos disfrutarlo, aunque sea en un nivel inferior, y dejarnos llevar por la siempre envolvente y sugestiva música del genio alemán.
Un excelente y breve ejemplo de su inmensa obra es la Chacona. Aquí la tenéis en las admirables manos del ya desaprecido Nathan Milstein. Cerrad los ojos y disfrutadla.
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