jueves, 9 de marzo de 2017

TODO ES CUESTIÓN DE QUÍMICA

Gracias a la química he podido apreciar el alma de las cosas, más allá de su apariencia, encontrar belleza tanto en lo cotidiano como en lo exuberante. Y es que la química me ha convertido en una exploradora incansable, me anima a adentrarme en los senderos que todavía no he transitado, me permite descubrir nuevos matices en las calles por las que camino cada día y preserva mi asombro párvulo a pesar de todo lo que lleve andado (p 279).

Reconozco que no sé nada de química, pero que he disfrutado mucho leyendo este libro. Esto, claro, es mérito de la autora, que con gran soltura y naturalidad combina la información científica con aspectos de la vida cotidiana, porque tal y como nos recuerda el título, todo cuanto nos rodea es cuestión de química, y desde ella se puede explicar.

El libro está organizado en doce capítulos. Por ellos desfilan el átomo, la tabla periódica, los enlaces químicos, la estructura atómica de los materiales, lo orgánico y lo inerte, lo natural y lo sintético, las reacciones químicas, el arte y la cocina. Sí, sí, habéis leído bien: el arte y la cocina.

Desde luego, la cocina está más cerca de un pequeño e informal laboratorio, lo que explica fácilmente su presencia. ¿Pero qué hace el arte en un libro de química? La respuesta es bien sencilla: porque todo es cuestión de química; el arte, también. Y, además, porque ella es una gran aficionada al arte y sabe tender puentes. De hecho, en su canal Youtube se dedica a la conexión de la ciencia con el arte.

En fin, el libro está escrito con soltura, gracia, habilidad y una extraordinaria cortesía para quienes no sabemos nada del tema, es decir, con claridad, que es como se hace la buena divulgación. No en vano colabora en la plataforma Naukas y tiene un blog que ha sido galardonado como mejor blog de ciencias en 2014. Vamos, que sabe escribir.

Y aquí la tenéis explicando el azul Klein:


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