domingo, 26 de marzo de 2017

ELOGIO (NECESARIO) DE LA BONDAD

Cecilia Böhl de Faber, más conocida como Fernán Caballero, seudónimo con el que firmaba sus libros, nos dejó este aserto a través del preceptor de su novela Clemencia:  ...ten presente que el saber es algo; el genio es aún más; pero que hacer el bien es mucho más que ambos, y la única superioridad que no crea envidiosos. Adam Phillips y Barbara Taylor no solo secundan la idea, sino que la desarrollan desde múltiples puntos de vista y con una sólida batería de argumentos acarreados desde múltiples disciplinas.

Participo de todas las opiniones, ideas y argumentos expuestos en el libro por los autores, menos en eso de que hoy esté mal considerada. Ese "hoy" es una constante a lo largo de la historia de la humanidad, aunque todos reconozcamos la necesidad de la misma para el buen funcionamiento de la sociedad. Digo más: la sociedad funciona gracias a la bondad general de las personas. Lo que no excluye que siempre haya habido malas personas, actos perversos y decisiones políticas infames que implican a naciones enteras. 

Es cierto que el análisis pesimista y que el punto de vista escéptico suelen tener mayor crédito intelectual —¡qué lucidez!—. También es cierto que lo noticiable suele ser lo extraordinario, lo que está fuera de lo común y lo que afecta a una parte importante de la sociedad. En este sentido, no es motivo de reseña que se ceda el paso, que se preste una cebolla, que se ayude a cruzar un paso peligroso, porque todas esas acciones las consideramos naturales. Solamente cuando la acción resulta heroica es cuando se da noticia de ella, y no en primera página ni a cuatro columnas.

No voy a discutir que en determinadas situaciones el hombre sea un lobo para el hombre, ni que en determinadas circunstancias seamos capaces de verdaderas atrocidades, pero es evidente que no es ese el comportamiento habitual de la mayoría de las personas y que, además, existen personas que incluso en condiciones extraordinariamente adversas son capaces de seguir practicando la bondad. Pongo tres ejemplos conocidos por todos: Mandela, Luther King y Gandhi. Tres personas buenas y lúcidas.

Puede que nunca haya estado de moda hablar de la bondad y que nunca vaya a estarlo. Tal vez sea porque es más fácil reconocernos humanos en la inhumanidad de algunos gestos, o tal vez sea por un prurito intelectual muy poco lúcido. Phillips y Taylor se atreven y lo hacen muy bien. El libro no es nuevo, pero aún está a la venta.

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