Ya fuiste bendecido y coronado;
esplendorosamente consagrado,
en medio de una pompa sin igual;
óyeme, pues, escucha los consejos
de quién fue sin tu venia a los festejos:
¡Yo soy la Libertad!
Tú mandas cien millones de lacayos;
diez mil cañones que vomitan rayos
rompen en truenos a tu voz triunfal;
cuatro mares, esclavos de tu acero,
besan tus plantas imperiales... pero
¡Yo soy la Libertad!
Sé bueno y justo porque Dios se irrita,
ama a ese pueblo que a tus pies se agita
con latentes hervores de volcán;
no me persigas más, dame la mano,
tiéndemela, si no… ¡Tiembla, tirano!
¡Yo soy la Libertad!
Del siguiente poema, además de su mayor sosiego, José Emilio Pacheco destaca el uso del término proletario en una conferencia que ofreció bajo el título Consolidación de la poesía mexicana. En ella decía que Díaz Mirón había sido uno de los primeros en introducir el término en un poema y advertía que no en el sentido marxista, sino en el que Bakunin le daba.
UN JORNALERO
Lírica gracia exorna y ennoblece
¡oh proletario! tu mansión mezquina:
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.
Sospechoso el tugurio no parece,
cuando hay en él, como señal divina,
el tiesto con la planta que florece,
La jaula con el pájaro que trina.
¡Lúgubre la morada que guarece
miseria que no luce, por mohína,
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!
¡Siniestro el pobre que de hogar carece,
o a su triste refugio no destina
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!
ASONANCIAS
Sabedlo, soberanos y vasallos,
próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.
Lo que llamamos "Caridad" y ahora
es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.
Y la Equidad se sentará en el trono
de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.
UN JORNALERO
Lírica gracia exorna y ennoblece
¡oh proletario! tu mansión mezquina:
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina.
Sospechoso el tugurio no parece,
cuando hay en él, como señal divina,
el tiesto con la planta que florece,
La jaula con el pájaro que trina.
¡Lúgubre la morada que guarece
miseria que no luce, por mohína,
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!
¡Siniestro el pobre que de hogar carece,
o a su triste refugio no destina
el tiesto con la planta que florece,
la jaula con el pájaro que trina!
El tercero de los ejemplos de eso que hoy llamamos poesía social o de compromiso político, parece que tiene varias fuentes de inspiración. José Emilio Pacheco cita a Proudhon y su Nous avons exagéré le superflu, nous n'avons pas le nécessaire (Hemos exagerado lo superfluo, ya no tenemos lo necesario). Parece clara la paráfrasis que se hace en el tercer y cuarto versos.
González de Mendoza, por su parte, documenta el origen de esos dos versos en el capítulo LXVI de la novela de Sue, Les Misères des Enfants trouvés (no existe, que yo sepa, traducción. El enlace remite al pdf que recoge la obra en varios volúmenes. El LXVI corresponde al capítulo I del tercer volumen.
Posiblemente, la inspiración directa de esos dos versos se halle en la cita que señala Pacheco, mientras que la indirecta y más global pertenezca a la obra de Sue y al ambiente general de final de siglo con la proliferación de textos socialistas de diverso género, el ambiente revolucionario y, por supuesto, la literatura finisecular que se producía entonces, especialmente en Francia, como consecuencia del agitado ambiente social.
ASONANCIAS
Sabedlo, soberanos y vasallos,
próceres y mendigos:
nadie tendrá derecho a lo superfluo
mientras alguien carezca de lo estricto.
Lo que llamamos "Caridad" y ahora
es sólo un móvil íntimo,
será en un porvenir lejano o próximo
el resultado del deber escrito.
Y la Equidad se sentará en el trono
de que huya el Egoísmo,
y a la ley del embudo, que hoy impera,
sucederá la ley del equilibrio.
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