La ópera Tannhäuser (R. Wagner, 1845) utiliza tres leyendas para la composición del libreto. La que aquí nos interesa es la que se refiere a Venus y el Papa. De manera sucinta, la historia es esta: un caballero ha vagado por el mundo hasta llegar a Venusberg (la montaña de Venus), donde disfruta de los placeres con que la diosa le agasaja. Al cabo de un tiempo, se cansa y decide volver al mundo cotidiano. Venus intenta impedírselo. Tannhäuser evoca a la Virgen y logra escapar. Acude en peregrinación a Roma para invocar perdón por su pasado. El Papa no se lo concede y le hace saber que antes de conseguir el perdón de Jesús saldrán brotes de su bastón. Tannhäuser vuelve a Venusberg. Poco después, el bastón del Papa se llena de brotes. El sumo pontífice envía mensajeros para que localicen al caballero y lo lleven a Roma para ofrecerle el perdón. Tannhäuser ha desaparecido para siempre y es el Papa quien es condenado.
De este O du, mein holder Abendstern (oh, tú, hermosa estrella de la tarde, lucero vespertino) lo que más me gusta es la música, y prefiero la adaptación para orquesta y cello al original con voz humana, pero no quiero privar a quienes, por el contrario, prefieren oír la voz de un buen barítono, y aquí dejo la interpretación de Bryn Terfel
La letra del texto esta:
Wie Todesahnung Dämmrung deckt die Lande,
umhüllt das Tal mit schwärzlichem Gewande;
der Seele, die nach jenen Höhn verlangt,
vor ihrem Flug durch Nacht und Grausen bangt.
Da scheinest du, o lieblichster der Sterne,
dein sanftes Licht entsendest du der Ferne;
die nächt’ge Dämmrung teilt dein lieber Strahl,
und freundlich zeigst du den Weg aus dem Tal.
O du, mein holder Abendstern,
wohl grüsst’ ich immer dich so gern:
vom Herzen, das sie nie verriet,
grüsse sie, wenn sie vorbei dir zieht,
wenn sie entschwebt dem Tal der Erden,
ein sel’ger Engel dort zu werden!
[Como un presentimiento de muerte, el crepúsculo cubre la tierra,
cubre el valle con un manto negro;
el alma que anhela esas burlas,
miedo de su huida a través de la noche y el horror.
Allí brillas, oh la más hermosa de las estrellas,
envías tu suave luz a lo lejos;
Tu querido rayo divide el crepúsculo de la noche,
y usted amablemente muestra el camino para salir del valle.
Oh tú, mi hermosa estrella de la tarde,
Siempre estaré feliz de saludarte:
del corazón que nunca la traicionó,
saludala cuando pase por tu lado,
cuando ella se aleja flotando del valle de la tierra,
¡Para convertirme allí en un ángel bendito!].
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