José Belda y Jon Gerediaga |
Gerediaga ha publicado hasta ahora cuatro poemarios: Fitola balba, karpuki tui, 2004; Jainkoa harrapatzeko tranpa, 2007; Zentauro-hankak, 2012; y Argia, lurra, zuhaitza, zerua, 2015. Todos ellos editados en Pamiela. El último se encuentra traducido al castellano por él mismo.
En el recital de ayer, como es natural, leyó poemas del último título, pero también ofreció un buen porcentaje de inéditos, lo que siempre es de agradecer. Recojo dos hermosos poemas. El primero es el que cierra el libro, y del que ha salido el título. Ambos dos pueden sintetizar bien el tono poético del mismo.
Uzta guztien ondoren
adar gehienak makurtzen dira
nekez eta hotzez, eta makurtzeko
garaia heldu zaielako besterik ez
eguzkiak ere azken ahaleginak
egiten ditu udazken hasieran
baina atseginak dira oraindik
bere argi eta itzal-jolasak arrastian
belarrean eta hosto ahuletan
eta hiriko kristaletan
(heriotza guztiak hain ederrak balira)
gure barnean bada zerbait dakiena
laster lasterregi ilunduko dutela egunek
eta horregatik zuhur eta isilean eta goxoki
hitz egiten die iraun behar duten gauzei:
argiari, lurrari, zuhaitzari, zeruari.
Después de todas las cosechas / la mayoría de las ramas ceden / por el cansancio, por el frío / y porque les ha llegado el tiempo / de ceder y nada más, // el sol también hace sus últimos esfuerzos / al principio del otoño, pero son apacibles / todavía sus juegos de luces y de sombras de la tarde, / en la hierba y en las hojas débiles / y en los cristales de la ciudad / —si todas las muertes fueran bellas. // Algo dentro de nosotros sabe / que pronto oscurecerán los días demasiado pronto / y por eso les habla con prudencia y en silencio / y dulcemente a las cosas que deben perdurar: // a la luz, a la tierra, al árbol, al cielo.
***
Une batez argitzen du
zeruak eta
gizadiak ondoeza ahazten
du une batez
asunen hostoetan pausatzen
direnean
azken euriaren tantak
eguzkia oso-osorik
babesten da
txikitasun horretan,
baita gailur garaietan ere
edo haran sakonetako
basoetan
sartzen da distira handia,
eta bide bazterrean
isil-gordeka
asun hezeen aldamenean
lore goibel batzuek
eramaten dute
iraun behar duen bici ederraren
zama,
mandamenduaren marka
urdinak.
Por un momento el cielo alumbra / y los hombres olvidan el dolor / cuando las gotas de la última lluvia / se posan en las hojas de las ortigas / el sol entero se protege en esa / pequeñez, / también en las altas cumbres / y en los bosques de los valles / profundos / el gran resplandor entra / y escondidas en el bosque del camino / junto a las húmedas ortigas / unas flores tristes llevan el peso / de la vida bella que debe perdurar, / las marcas azules del mandamiento.
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