Figura en una ventana, Dalí. Museo Reina Sofía. |
Lo que me llama la atención es la idea que óleo y poema recogen casi de forma idéntica: el ser humano abstraído ante la realidad, preguntándose por el mundo, fascinado ante la infinitud, intentando calmar la íntima y profunda necesidad de conocer. Imagen y palabra convergen en el mismo deseo. El arte evoca, envuelto en añoranza, la seducción del conocimiento.
Siempre amé esta colina solitaria,
y esta espesura que me oculta en parte
esa línea final del horizonte.
Mas, mirando a lo lejos, imagino,
más allá de estas frondas,
espacios insondables, sobrehumanos silencios,
y una quietud tan honda
que calma y estremece.
Y al oír, dentro de este silencio infinito,
el susurro del viento entre las plantas,
pienso en la eternidad y en los tiempos que han muerto,
y en el presente vivo, que hoy me deja su música.
Y en esta inmensidad se abisma el pensamiento,
y naufragar en este mar me es dulce.
esa línea final del horizonte.
Mas, mirando a lo lejos, imagino,
más allá de estas frondas,
espacios insondables, sobrehumanos silencios,
y una quietud tan honda
que calma y estremece.
Y al oír, dentro de este silencio infinito,
el susurro del viento entre las plantas,
pienso en la eternidad y en los tiempos que han muerto,
y en el presente vivo, que hoy me deja su música.
Y en esta inmensidad se abisma el pensamiento,
y naufragar en este mar me es dulce.
El poema original en la voz de Vittorio Gassman:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este blog es personal. Si quieres dejar algún comentario, yo te lo agradezco, pero no hago públicos los que no se atienen a las normas de respeto y cortesía que deben regir una sociedad civilizada, lo que incluye el hecho de que los firmes. De esa forma podré contestarte.