Algunas veces ocurre. Te haces con un libro. Lo lees. Tienes la intención de releerlo para hacer un pequeño comentario con cierto sentido. El tuyo, claro, siempre el tuyo. Luego olvidas el libro. Los textos y las ideas vuelan en tu cabeza a una velocidad superior a la de la luz. Te sumerges en el caos durante tres o cuatro días. Unas palabras que no recuerdas dónde las has leído empiezan a bailar en tu cabeza. Se manifiestan. Llegará un día el don de la derrota.
EL DON DE LA DERROTA
La mejilla posada sobre la tierra
y el abrazo de lo callado, nada
será dicho y crecerá lo extenso.
y el abrazo de lo callado, nada
será dicho y crecerá lo extenso.
¿Será solo el silencio lo esperado?
¿No habrá entonces jinetes?
¿No habrá música dentro de lo que huye
en el mundo detrás de las ventanas?
Ahora no llega nada.
Las nubes escuchan el fondo de las ciudades,
De todos los oídos tendidos a lo abierto.
Diego Sánchez Aguilar.
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