Ni son eternas las horas
ni la claridad dura todo el día.
Inocente y audaz
corre el sueño tras el sueño.
No importa la fragilidad del momento
ni la inestabilidad del color.
El prodigio se mantiene intacto
mientras el impulso persista.
Son pompas nada más,
pero son las tuyas.
Las que ahora te hacen reír,
las que te impelen al salto,
las que transforman la oscuridad
en un relámpago de alegría.
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