sábado, 8 de octubre de 2011

URTE BERRI ON, AMONA!



Acabo de ver por 1€ la última película de Telmo Esnal y necesito ir soltando frases triviales para poder recuperar el pulso neuronal necesario y escribir algo con tino.

Urte berri on, amona! es sin duda una película de humor negro. Muy, pero que muy negro.

Urte berri on, amona! es un drama. Y también una tragedia, si no tenemos en cuenta que la protagonista principal de todo ese enredo no muere, pero casi.

Urte berri on, amona! no creo, pero puedo estar equivocado, que ayude a la Obra Social de la Kutxa a que entendamos mejor el problema social de la convivencia intergeneracional, ni tampoco creo que ayude a levantar la moral de todos esos miles de personas que conviven en casa con algún padre, madre o similar de avanzada edad y poca autonomía.

Urte berri on, amona! es heavy, muy heavy.

La verdad es que la película hay que verla tomando mucha distancia, diciéndose uno a sí mismo que lo que está viendo no es nada más que una película, no una propuesta para hacernos reflexionar sobre "el miedo a la soledad, la pérdida de valores, el egoísmo o la destrucción familiar", como pretende vender el producto la productora Irusoin, porque la propuesta de reflexión no funciona si uno abandona la sala con ganas de matar a todas las abuelitas. Que puede ser muy gracioso en una propuesta cómica, pero no en una historia absolutamente centrada en parámetros costumbristas y realistas.

La película también hay que verla desde un punto de vista un tanto gamberro y saltándose las normas no escritas de verosimilitud, porque si no es así, uno puede pasarse la película poniendo peros al guión, y no es eso, que al cine vamos (no todos, claro) a pasar un buen rato y divertirnos. No a cuestionarnos qué hace un final atroz y furibundo en medio de un mar de travesuras. Y la de la suite del hotel es muy graciosa. O la de la huida del taxi sin pagar. Pero no el intento de asesinato con premeditación.

Yo diría que como propuesta cinematográfica rompedora, y del todo gamberra, sería más verosímil si hubieran programado el estreno para el 24 de diciembre en la ETB, en lugar del discurso navideño del lehendakari. Entonces podría empezar a pensar que realmente pretende que la sonrisa se nos hiele en los labios, o que miremos con desconfiada a toda ancianita, y no que salgamos de la sala un día cualquiera de octubre deseando que alguien nos recuerde que, a pesar de todo, hay gente normal en este desquiciado mundo. Incluso gente te quiere y en la que puedes confiar... a pesar de esta película.




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