(Imagen tomada del libro Observar el cielo)
Esta bella y pequeña constelación, que puede recordar a una cometa, recoge de forma bastante clara el animal al que representa.
Según cuenta la mitología, Anfítrite, una de las divinidades marinas, perseguida por Poseidón, señor de las aguas marinas, accedió a casarse con él porque así se lo aconsejó un delfín. El dios del mar agradeció la ayuda del animal catasterizándolo, es decir, transformándolo en constelación.
En algún lugar conocen a esta constelación como el Ataúd de Job. Ignoro el motivo de este nombre.
Otra anécdota curiosa, al margen de la mitología, tiene que ver con el nombre de sus estrellas principales, llamadas Sualocin y Rotanev. Ambos nombres fueron escogidos en honor de Niccolo Cacciatore, astrónomo del siglo XIX, y cuyo nombre en latín es Nicolaus Venator.
Léelos al revés y sabrás por qué las estrellas alfa y beta de Delfín se llaman así.
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