No vi en su momento esta película, lo que quiere decir que la he visto en pantalla pequeña, en casa, gracias a un dvd de una biblioteca. Me ha encantado.
La delgada línea roja es todo un poema. Tiene ritmo de poema, profundidad de poema y belleza de poema.
Es, claro, una película, y es una película de género bélico, pero no creo que alguien a quien no le guste este género pueda ver esta película con disgusto, porque no es una historia de héroes (que los hay) que lo sacrifican todo para salvar a sus compañeros, porque no es una historia de descargas y explosiones (que las hay), porque no es una historia de conquistar territorios y de muchos muertos (que también los hay).
La película es una reflexión serena y elegíaca sobre la guerra, el devastador absurdo de la guerra. Va avanzando lentamente, a ritmo de versículo. Más allá de la retórica de las imágenes y de las palabras, tiene realidad, es decir, tiene la fuerza de la verdad que expone, y esto lo hace con humildad, sin orgullo, a través de dudas y preguntas que van apareciendo según avanza la historia.
La delgada línea roja es una hermosa película antibelicista, en la que podemos ver reflejado un profundo respeto por la naturaleza y el ser humano.
Os dejo un par de frases y la más viva recomendación para que la veáis:
—¿Qué significa esta guerra en el corazón de la naturaleza? ¿Hay alguna fuerza vengadora en la naturaleza?
—Tal vez los hombres posean una sola alma de la que todos formamos parte. Todos los rostros son el mismo hombre, un único ser.
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