(Imagen tomada de http://www.danielmarin.es/hdc/pegasus.htm)
Aunque esta constelación no tiene estrellas muy brillantes, es muy fácil de reconocer por el gran cuadrado que forman sus tres estrellas más luminosas, junto con la de Andrómeda.
Según la versión que aparece en la Teogonía de Hesíodo, el caballo alado nace de la sangre que cayó a tierra cuando Perseo cortó la cabeza de Medusa. Nada más nacer, Pegaso subió al cielo y se puso al servicio de Zeus. Más adelante, se convirtió en el caballo de Belerofonte, el héroe griego que acabó con la Quimera y derrotó a las temibles Amazonas.
Cuando murió Belerofonte, Pegaso regresó al Olimpo, donde Zeus le ordenó que volviera a la tierra para que golpeara al monte Helicón, que se había hinchado de satisfacción al oír el canto de las Musas, que vivían allí, y amenaza con llegar al cielo. Del lugar en el que Pegaso golpeó surgió la fuente de Hipocrene, manantial del que beben sus aguas los poetas para encontrar la inspiración.
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