Editorial |
Divagaciones mías al margen, Tolaretxipi se mantiene fiel al estilo que ha ido forjando durante los años que lleva escribiendo y nos ofrece una belleza radical, fuera del ángulo de visión acostumbrado, que no es una belleza fácil ni figurativa, sino abstracta —le robo a Julia Otxoa la expresión, acertadísima en su intervención (43' 53")—, con muchas elipsis, saltos de escena, fragmentos que a mí me recuerdan el divagar del pensamiento sin el control estricto de la conciencia, y que ella maneja de manera excepcional. Imágenes que se superponen. Desplazamiento. Inmersión. La poesía no como comunicación, sino como exposición. Realidades múltiples que convergen en el poema.
SALIR DEL POZO
I
¿Cómo salió del pozo?
Ni mástil, ni deslizarse por cubierta encerada.
Solo pies y manos, impulso,
unos versos, una afonía en la voz,
un sesgo, algo rasposo en la mente
una desviación, una rugosidad que eleva o abre,
luego se cierra. Nada más triste que
esa abertura, ese hueco empalizado,
como ver a través de una reja.
No sirven esos hierros que cierran la vista.
Es preciso verlo todo. Registrarlo todo.
No, registrarlo todo, no.
Verlo no es contarlo.
Anotarlo no es contarlo.
SIMETRÍA DEL ESTANCAMIENTO
No sé si se lanza o se deja caer
al precipicio. Temo por ella.
Luego veo que está pendiente de un hilo
sujeto a una roca. Caída libre, pero el hilo
evita que se estrelle contra el suelo.
Toda la mañana, toda la noche, nada,
hasta que el agua se vuelve densa, al final,
se oscurece el azul, se enfría
después de apagarse las luces.
Abrirle paso al fantasma
a brazadas que van petrificando el líquido,
pero en el muro no hay peldaños, solo
argollas doradas, pulidas.
La cima es un callejón sin salida.
desciende igual, metiendo los pies en
las misma abrazaderas.
***
Путин, немедленно останови войну!