Ejemplar de la biblioteca del Ernest Lluch |
Pero voy con los dos, el padre y el hijo. Sí, también están los familiares, y los vecinos, y toda esa gente con la que habitualmente nos relacionamos, porque la vida nos pone mucha gente alrededor. Los dos son Alejandro (el del ERP) y su padre. Un padre que sabe dónde está su hijo y cuyo mayor miedo es que un día deje de verlo porque le llegue la noticia de que ha caído en algún enfrentamiento. Un padre que reflexiona inútilmente: Y sí, hijo. Eso es lo que hacen los fanáticos. En lugar de ver que las cosas son múltiples, son confusas, son cambiantes, se mueven entre categorías puras de luces y oscuridades, infiernos y paraísos, pasados y porvenires. No. Me equivoco. El plural les queda grande. Una luz, un paraíso, un porvenir. Y ustedes, por supuesto, deben juzgar a todos y proceder en consecuencia. Porque son los dueños de la verdad (p 432).
Eduardo Sacheri nos cuenta las idas y venidas de dos militantes, sus convicciones, sus relaciones, sus miedos y sus alegrías desde un punto de vista muy efectivo para el relato y para quien lee, porque desaparece el narrador omnisciente y son los propios personajes quienes nos van dando a conocer sus propias vivencias y pensamientos. Al dinamismo del texto contribuye de manera muy efectiva el hecho de que cada capítulo (siempre muy breve) se centre en un personaje y una situación diferente, lo que produce una sensación de agilidad y un muestrario de perspectivas que favorecen que el interés lector se mantenga siempre vivo.
Todo este recorrido por diversos contextos —pisos francos, domicilios familiares, lugares de atentados, universidad, transportes...—, además de aportar agilidad al relato, propicia la presentación de personajes distintos de la sociedad bonaerense de la época, lo que permite al autor ofrecer un amplio friso social de aquel momento y disponer de muchos puntos de vista, tantos como para que tal vez hoy podamos sentarnos (...) a recordar esos años lejanos y difíciles en los que no podíamos conversar diez minutos sin discutir, ni quince sin pelear (p 277). Habla de Argentina, pero se puede poner cualquier otro lugar y época. Y todo ello en deliciosa habla d'ayá, ché.
No me extrañaría nada que dentro de poco hubiese película.
Si queréis oír al propio autor ofreciendo sus explicaciones, disponéis de una gran cantidad vídeos donde poder hacerlo.
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