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Como el cartel lo dice todo, yo solo voy a añadir un ejemplo, clásico, de cada género por si eso sirviera para animar al personal a que se apunte.
Se dice que estos versos los dejó escritos fray Luis en la pared de su celda:
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa,
ni envidiado ni envidioso.
Volver a los clásicos es siempre un acierto. Este consejo de Cicerón deberíamos tenerlo siempre en cuenta:
No voy a poner el hiperfamoso haiku de la rana, de Matsuo Bashō. Este otro, menos conocido, es también fantástico:
Hierba de verano,
lo que resta
de la gloria del guerrero.
***
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