Sus textos tal vez no sean especialmente sencillos por esa mezcla de teoría marxista, toque irónico y surrealismo, pero tampoco son especialmente crípticos. Desde luego, no son comparables en dificultad a la redacción mucho más académica, técnica y hermética de sus compañeros.
Posiblemente, de cuantos escritos se recogen en esta edición —cesión de la que realizó Taurus en 1973—, el de mayor relieve y el que ha tenido mayor recorrido, es el que se titula La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. En ella defiende la tesis de que tanto la fotografía como el cine son medios muy válidos de politización. Hay que recordar que es un trabajo redactado en 1936, es decir, ambos medios de expresión estaban saliendo de su prehistoria. De hecho, este es su párrafo final:
«Fiat ars, pereat mundus», dice el fascismo, y espera de la guerra, tal y como lo confiesa Marinetti, la satisfacción artística de la percepción sensorial modificada por la técnica. Resulta patente que esto es la realización acabada del «arte pour l'art». La humanidad, que antaño, en Homero, era un objeto de espectáculo para los dioses olímpicos, se ha convertido ahora en espectáculo de sí misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden. Este es el esteticismo de la política que el fascismo propugna. El comunismo le contesta con la politización del arte (p 57).
Tal vez hoy se lean con mayor interés todos esos artículos agrupados bajo el título de Sombras breves, o cualquiera de los otros. De Experiencia y probreza (1933) tomo otro párrafo. Podéis juzgar acerca de su ¿actualidad?.
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Y lo hace riendose"....que bien el humor que nos falte
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