martes, 23 de febrero de 2016

RÉQUIEM de Fauré

Llego relativamente cansado a casa. Busco algo que amortigue mis ligeras cuitas, cuitas al fin y al cabo, y dulcifique mis tareas. Dudo entre abrir un libro o escuchar música. En una décima de segundo me viene Fauré a la memoria. Nada más dulce y suave que su bellísimo Réquiem, pleno de finura y sutileza, para aligerar el pensamiento y apaciguar cualquier preocupación. También contra la muerte.

Fauré nos envuelve con su música como un fular de seda nos acaricia las mejillas.

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