Seguramente Elgar no imaginó nunca que su música iba a cantarse algún día coreada por miles de voces reunidas en un parque. Seguramente no imaginó que algunas personas en todo el mundo iban a confundirla con el himno inglés. Seguramente no imaginó que su Marcha nº 1 se iba a convertir en el sonido que acompaña a las graduaciones en numerosos lugares, especialmente en EEUU. Seguramente este músico aficionado a la química, a los deportes y a las carreras de caballos, no imaginó nunca que una de sus obras iba a ser la que cerrase los Proms. O tal vez sí, no lo sé. En cualquier caso, es emocionante ver a toda esa gente, que ha acudido desde muy distintos lugares, esperar la señal del director para empezar a cantar y agitar brazos y banderas.
El nombre lo tomó de los versos del acto III, escena III del Otelo de Shakespeare:
Adiós al
relincho del corcel de batalla,
al tambor
que conmueve el espíritu,
al pífano
que perfora los oídos,
a la
bandera real y todas sus cualidades,
orgullo, pompa
y circunstancia de la gloriosa guerra.
¡¡¡¡ Sublime !!!!!!
ResponderEliminar